Varias maestrías especializadas y después un doctorado, la tendencia que se ve en el horizonte.
A diferencia de hace 25 años, los posgrados ahora son una parte fundamental de nuestra formación académica y una clave interesante para la movilidad social y económica de las mujeres, por lo que es necesario escoger bien de acuerdo a nuestras metas.
Hace una generación se elegía hacer una maestría y luego un doctorado como parte de una carrera como profesor o profesora; pero ahora es parte indispensable de la formación de cualquier profesionista. Para decirlo rápido, la competencia por las mejores posiciones en los empleos y también de los mejores salarios, está en quienes tienen un posgrado.
Y aquí aparecen las disyuntivas: si se tiene la posibilidad y el empuje, vale la pena explorar las posibilidades de hacerlo en países de mayor desarrollo que el nuestro, para lo que se hace necesario un buen dominio de otros idiomas y acceder a una beca de Conacyt por ejemplo, o de otros organismos fondeadores. Hay áreas disciplinares que aceptan que se opte por dos becas, lo que resulta mejor para estar concentrado en la investigación y no en la supervivencia. Y siempre es bueno llevar un ahorro personal.
Si la maestría se va a hacer sin dejar de trabajar, eso no quiere decir que se renuncie a que el título sea de una universidad de interés de otro país, ya que cada vez son más los programas que se ofertan en línea y eso es una ventaja; pero también las universidades nacionales se han adaptado a los cambios ofreciendo horarios accesibles para quienes continúan con su vida laboral y se actualizan.
El siguiente punto en consideración es el prestigio de la universidad en el área que nos interesa, y para posgrados es de la mayor importancia reconocer las fortalezas de las instituciones que lo ofrecen, puesto que puede ser muy prestigioso en algunas áreas y estar en desarrollo en otras.
Luego está una decisión muy importante: vamos a especializarnos en un área o debemos elegir un posgrado generalista, eso depende de dónde queramos trabajar después: si vamos a integrarnos a la industria o las empresas, vale la pena una especialización, y entonces deberemos acompañar la formación con certificaciones que son muy apreciadas en el mundo laboral.
La otra opción es elegir un posgrado general, esto sirve como una pieza multifuncional que puede servir como entrada al mundo académico en una gran variedad de instituciones educativas, pero nos da menos profundidad en el área de investigación y su diseño se parece más a la continuación de la currícula de la licenciatura; vale la pena si el costo es aportado por la institución donde una trabaja, ya que generalmente corresponde a sus necesidades.
Pero mi recomendación sería elegir por las metas personales más que por presiones de la institución en la que está desarrollando la carrera y eso abre la puerta para interesantes proyectos de investigación y va haciendo el camino hacia el doctorado.
Respecto al doctorado, prevalece la idea de que sólo es interesante si vas a hacer una trayectoria académica; pero los tiempos están cambiando y ahora tenemos doctoras de menos de 30 años, así que lo que se anticipa en los próximos años es que al menos en grado de maestría una le dé variedad a su formación con varias maestrías especializadas y después haga un doctorado. Como siempre he dicho, esto es como un maratón y quien más resiste y mejor administra sus fuerzas, es quien llega.
Genoveva Flores. Periodista y catedrática del Tec de Monterrey.
