Recién leí una carta abierta publicada en varios medios de Tim Berners-Lee, el causante de que todos hoy en día estemos conectados a la red. Aunque parece que fue ayer, Internet cumplió 28 años. Este hombre hace hincapié en los pendientes que se tienen que resolver: el poco control que hay de la información personal, la difusión de una gran cantidad de noticias falsas y la falta de transparencia de la información política.
Tener un iPad, una computadora o el más modesto de los celulares, nos permite acceder a todo tipo de información: mantener contacto con la familia, amigos, encontrar pareja, ofrecer servicios o buscar empleo. Todo absolutamente –sexo, armas, drogas–, con simplemente picar el triple w y de ahí a donde queramos. Así de sencillo. El lado positivo y el oscuro de la red con solo un clic.
El sueño de Berners-Lee se ha cumplido: se han roto límites geográficos y culturales para acercar a los seres humanos. Hoy, 28 años después de lo que es el mayor invento de la humanidad –quizá después de la imprenta y la rueda– hay esas 3 cosas que preocupan al padre de Internet, entre ellos que su hijo se esté desviando por caminos insospechados y peligrosos, y que además no haya, hasta el momento, una fórmula eficaz para ponerle un alto.
El padre de Internet dice que su hijo:
1.-Ha perdido el control de la información personal. Es posible que cada vez que consultemos alguna página alguien esté obteniendo nuestros datos sin darnos cuenta. Habrá que ver la cantidad de fraudes bancarios que se cometen por esta vía. Y en casos mucho peores, persecución, espionaje, suicidios y crímenes.
2.- Permite difundir información falsa, prácticamente sin límites. Tan solo hoy me encuentro con el desmentido vía Twitter de Brozo –el payaso tenebroso– de haber sufrido un atentado. ¿Qué tal la cantidad de mentiras vertidas por el presidente de Estados Unidos? (El atentado en Suecia, el espionaje masivo de Obama a su persona, un prolongado etcétera). Por cierto, últimamente como que Trump ha frenado su verborrea virtual.
3.- Tampoco tiene control sobre la publicidad política. Es, dice, muy poco transparente. Habría que analizar el pasado proceso electoral estadounidense y ver la cantidad de información que fluyó en Facebook y Twitter. ¿A quiénes y cómo llegó esta información? Ni hablar, ahí están los resultados.
Como todo buen padre, Tim Berners-Lee propone una serie de correctivos para su hijo. Sin querer que haya un órgano sensor, dice que empresas como Google y Facebook tienen que redoblar esfuerzos para combatir las informaciones falsas; regular las campañas políticas, crear incluso algoritmos para recuperar el control de la privacidad. En fin, lo que busca Berners Lee es que haya equilibrio, que su hijo recupere los estribos para que efectivamente beneficie a la humanidad.
Internet llegó para quedarse muy dentro de nosotros y tal vez por mucho tiempo.
