miércoles 15 mayo, 2024
Mujer es Más –
PATY BETAZA

«MIRADA GLOBAL»: ¿En qué momento se chingó Veracruz?

Veracruz es un reflejo del acontecer en México.

 

Hasta los 17 años viví en Minatitlán, Veracruz. Nunca he perdido contacto con esa región del sur del estado porque emigré sola a la Ciudad de México. Era lo más normal el tránsito nocturno entre los jóvenes de Minatitlán y Coatzacoalcos. Lo más común: ir de “disco a disco”  -así se llamaba a los antros- entre ciudad y ciudad. En vehículo, era cuestión de veinte minutos ir de “Mina” al malecón de “Coatza”, o a caminar por la playa. Hoy la zozobra, el miedo, han llegado a las vidas de los veracruzanos. Veo el video de un niño humilde a punto de ser “levantado” en “Mina”. La oportuna ayuda de unas personas que pasaban por ahí evitó el secuestro. Veo el terror dibujado en el rostro del jovencito y tras  el susto vomita. Lo veo una y otra vez y  se me estruja el corazón.

 

Recordando el inicio de “Conversación en la Catedral”, de Mario Vargas Llosa –él usa el término jodió para referirse a Perú-: ¿En qué momento se chingó Veracruz? ¿En qué momento el miedo apagó el espíritu pachanguero casi perenne? ¿En qué momento se detuvo el arpa y la jarana para oír lamentos? ¿En qué momento los tiroteos comenzaron a escucharse casi a diario en algún punto del estado? Sí, ¿en qué momento se chingaron a Veracruz?

 

Y son los médicos, comerciantes, empresarios, ganaderos. Y es el que vende jugos, el que trabaja en un banco, el que atiende una estética, el que tiene un puesto de tamales, o el que simplemente tiene el mal tino de estar en el momento más inoportuno puesto para la desgracia. De eso me entero por todos lados.

 

A mi mente llegan los recuerdos de cuando eran vacaciones escolares y lo primero que hacíamos muchos estudiantes minatitlecos radicados en la capital era ir corriendo a la TAPO a comprar el boleto del autobús ADO. En mi época, el recorrido para llegar a “Mina” podía superar las 12 horas, dependiendo de qué tan barato era el boleto o si por la saturación de la época teníamos que viajar en camiones de segunda. No importaba. Era una maravilla ir puebleando, y si era de día mejor porque comíamos los típicos antojos veracruzanos que añorábamos: memelas, picaditas, tamales de elote o plátanos fritos con crema, cocadas. Ahora los asaltos a los autobuses de pasajeros son frecuentes, especialmente por la noche. Recién una amiga jarocha me dijo que como su vehículo tiene placas de Michoacán, unos policías le dijeron que evitara transitar por las carreteras del estado.

 

No transcurrieron ni dos días de las declaraciones de Salma Hayek -la máxima estrella jarocha viva- expresando tristeza por el país y especialmente por Veracruz, cuando otra noticia caló hondo: el hallazgo de decenas de fosas clandestinas. Pues sí, me sigo y seguiré preguntado ¿En qué momento se chingó Veracruz? ¿O se lo chingaron… y en qué momentos nos chingamos? Porque lo que pasa ahí es un reflejo del país mismo y a todos afecta. Me duele Veracruz.

 

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