«CEREBRO 40» Cabañuelas del terror - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» Cabañuelas del terror

Por. Bárbara Lejtik

Si pudiera comparar con algo la primera quincena del año o definirla de alguna forma, sería como un desierto, un camino desolado, un silencio ensordecedor, los primeros días del año pasan lentos, grises, insoportablemente callados.

No este 2023.

Ni dos semanas lleva el año y ya contamos con malas noticias para esperar que el antiguo mito que contaban las abuelas sobre “Las Cabañuelas”, en las que se decían que dependiendo el clima y ambiente de cada uno de los primeros doce días del mes serían los doce meses del año.

Estos días no han sido silenciosos, mucho menos tranquilos, han sonado a balazos en Culiacán, a choques, fierros retorcidos y gritos de auxilio en la Línea 3 del Metro capitalino, a ambulancias y patrullas; a denuncias públicas sin atender, explosiones, choques, llanto, excusas y preguntas sin responder.

Lo que si es mudo es el gobierno de la ciudad que no atina a darnos ninguna explicación sobre todo esto.

La gente opina, reclama, espera justicia y termina por resignarse y buscar su propia forma de vengar las desgracias, y su propia forma de asegurar sus propiedades, sus trabajos y a sus familias.

Porque ya no nos sentimos a salvo en ningún lado, a ninguna hora, sólo podemos esperar llegar bien al final del día y no ser parte de las estadísticas.

No son seguras las calles, no es seguro el transporte público, no son seguras las escuelas, los centros comerciales, las carreteras.

Vivimos en un estado de indefensión, rodeados de delincuentes, de bandas del crimen organizado que cuentan con armas de alto calibre y no tienen reparo en usarlas esté quien esté cerca, no es necesario andar en malas compañías y malas acciones para estar en riesgo; cualquier día uno puede estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado y pasar a ser parte de la trágica estadística.

Somos culpables todos, los que somos testigos de la corrupción y si no vemos salida aceptamos ser parte de ésta, los que buscamos la forma de evadir impuestos, los que no obedecemos las reglas urbanas, los que ignoramos las necesidades de los más vulnerables.

Los que fabrican drogas, los que las vemos pasar y finalmente quienes las compran para consumirlas.

Los que nos negamos a ser más cívicos a informarnos responsablemente, los que esperamos que alguien más resuelva todo.

Y es culpable el gremio industrial y empresarial que busca crecer y no repara en el daño ecológico ni social.

Es culpable el gobierno que no atiende los reclamos ciudadanos y se preocupa más por el proselitismo que por el cumplimiento de sus antiguas y olvidadas promesas.

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