«CÓDIGOS DE PODER»: Cuando los 'millenials' incursionaron como capos - Mujer es Más -

«CÓDIGOS DE PODER»: Cuando los ‘millenials’ incursionaron como capos

La guerra de capos protagonizada por un millenial.

La guerra en la cuna de los Guzmán

La Tuna, Badiraguato, fue durante años una comunidad respetada por los Códigos de los cárteles de Los Beltrán Leyva y de Sinaloa. No sólo porque ahí vive la madre de los Guzmán Loera, sino porque se consideraba un territorio de identidad familiar común. Pero justo uno de los integrantes del primero de los carteles, declaró en esa zona la guerra a sus tíos Aureliano y Joaquín Guzmán Loera. Alfredo Beltrán Guzmán, hijo de Alfredo Beltrán Leyva, "el Mochomo", sobrino de Joaquín Guzmán Loera,” El Chapo”, tiene 24 años, y es apodado: ““El Chamacon” o “El Mochomito”. Su incursión dentro del narco, no es reciente y como otros capos del narcotráfico, tiene su propio narcocorrido desde que su tío Joaquín Guzmán, no había sido reaprehendido por la marina y después por policías estatales de Sinaloa.

“El Mochomito”, quien decidió vengar la muerte de su abuelo Ernesto Guzmán Hidalgo, medio hermano de Joaquín, y padre de Patricia Guzmán Núñez, quien fue esposa de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo", pertenece a una generación que en la sierra se fue haciendo de mando desde que tenían entre 16 y 17 años.

El abuelo de Beltrán Guzmán fue ejecutado en abril del año pasado, por Cristóbal Muro Valdez, el 02, quien era en ese momento jefe de sicarios de Aureliano Guzmán, y quien posteriormente fue ejecutado por gente presuntamente parte de los lugartenientes de los Beltranes, como les dicen en la sierra.

Los motivos del levantón y del asesinato de Guzmán Hidalgo, fueron que pretendía sapear a Aureliano, para que fuera detenido. Y en esta historia después circuló la versión de que nunca había sido la intención del abuelo de El Mochomito, delatar a nadie, así que a Aureliano “El Guano”, no le perdonarían la afrenta.

La decisión de Beltrán Guzmán da cuenta de una guerra cruenta y sobretodo de la poco se ha escrito en medios, durante las últimas semanas, ello pese a que tras la irrupción del comando de más de cien sicarios de Beltrán Guzmán, tanto Aureliano como Joaquín Guzmán, han enviado un grupo a reforzar la zona, en la que hasta principios del mes pasado, vivía Consuelo Loera. Y de que en esas comunidades aproximadamente 200 familias, fueron desplazadas ante el miedo de quedarse en medio del fuego jurado por ambos grupos en contra de su adversario.

Esta guerra entre esos grupos ahora protagonizada por un millenial de la nueva generación de ese clan de narcotraficantes, ocurre ocho años después de que su padre y su tío, rompieron la alianza que tenían con Joaquin Guzmán Loera e Ismael Zambada García, cuando el primero de estos habría “entregado” a las autoridades a Alfredo Beltrán Leyva, alias El Mochomo, por responsabilizarlo del asesinato de su hijo Edgar Guzmán López, de 22 años, en el estacionamiento de un centro comercial en Culiacán.

Esta nueva guerra entre cárteles que antes fueron aliados, me recordó las palabras de un expresidente municipal de una demarcación en la sierra de Durango, quien hace 10 años, cuando estos jóvenes tomaban los cargos de los capos que en ese entonces tenían entre 45 y 50 años, me dijo: “Estos muchachillos, ahí andan en sus cuatrimotos, no respetan a nadie, y ya no les importa matar a quien sea y hasta enfrente la familia, y de los hijos, ya se rompieron los códigos”.

 

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