Conmociona el secuestro del futbolista Alan Pulido
La noticia del secuestro del futbolista Alan Pulido comenzó a circular el domingo muy temprano. Para la tarde era la principal tendencia en Twitter. Por fortuna duró 24 horas. Muy temprano se supo de su rescate por parte de fuerzas federales.
Pero las redes me encontré con un comentario que probablemente resume el sentir de muchos mexicanos. El usuario Pablo Serralde escribió “lo de Alan Pulido es lo que vivimos todos los días en Tamaulipas, ojalá esto sirva para que las autoridades se den cuenta”.
Otro secuestro más. Recientemente la Coordinación Nacional Antisecuestro había reportado una baja de 11.56% de la incidencia de secuestros en el país en los primeros cuatro meses del año. Al ciudadano de a pie, como yo, tal vez las cifras no nos dicen nada. Y no nos dicen porque es un hecho que ahora la rapidez con la que nos enteramos de hechos delictivos en cualquier parte del país provocan una especie de desaliento.
Hace unos meses de no haberse dado una movilizaciòn mediática, con seguridad no nos habríamos enterado del viacrucis que los médicos de Minatitlán, Veracruz; vivían con el secuestro de compañeros de trabajo. Tuvieron que parar labores para llamar la atención y que las autoridades actuaran de inmediato
El caso de Alan Pulido generó muestras de solidaridad en todos los sectores. Y fue nota de primera plana en periódicos europeos. El futbolista juega en el Olympiacos de Grecia.
Había llegado de vacaciones en el norte de Tamaulipas para ver a su familia. Lo que se sabe es que después de una fiesta fue interceptado en su auto BMW junto con su novia, quien fue liberada por los hombres armados. Finalmente fue rescatado ileso.
Seguramente hay en este momento otros mexicanos que viven una pesadilla similar, probablemente el tamalero de una esquina de Acapulco, el tendero de Acayucan, Veracruz, el taxista de Ecatepec. Es un hecho que el crimen organizado no da tregua y ha roto la tranquilidad muchos. Tiene razón el usuario Pablo Serralde: tiene que pasar la desgracia en un personaje público para que no se olviden que hay una deuda pendiente. Muchos −las cifras son ya lo de menos se sabe de decenas de cadáveres sin reclamar en Morelos−, de las víctimas de San Fernando, de Ayotzinapa, etc… Sí muchos ciudadanos no hay tenido la suerte de Alan Pulido. No han vivido para contarlo.