Ellas representan el 51.83 por ciento de la lista nominal; son 46 millones 68 mil 897 y mayoría de quienes pueden votar el primer domingo de julio.
Parece que todos los partidos cumplirán con las cuotas de género para la competencia por curules y escaños en el Senado y San Lázaro. Pero también competirán por regidurías, alcaldías, diputaciones locales.
De quienes aspiran a la presidencia de la República, si no pasa nada extraordinario, sólo una mujer competirá: Margarita Zavala, ex panista que hoy es independiente.
Cada partido tiene figuras femeninas que serán imprescindibles en la campaña de sus candidatos -desde la presidencia de la República hasta el ayuntamiento más pequeño que esté en disputa- unas como candidatas y otras como estrategas.
De las últimas, destaca Tatiana Clouthier, coordinadora de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Es la única mujer que encabeza el equipo de uno de los aspirantes presidenciales. Con ella están Yeidkol Polenvsky, presidenta de Morena y Bertha Luján, encargada de la Quinta Circunscripción.
Vanessa Rubio, en el equipo del priista José Antonio Meade es influyente en las decisiones, como debe serlo Ana Lilia Herrera. A ellas se suma Beatriz Paredes que, como ex presidenta del PRI, puede aportarle mucha experiencia al candidato tricolor.
En el Frente destaca la candidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Alejandra Barrales.
Todas ellas tienen un peso específico dentro de las estructuras de su partido. Pero también lo tendrán en la búsqueda del voto.
Como candidatas van Delfina Gómez, Nelly Romero, Cecilia Romero, Aleida Alavés y Lilia Merodio, quienes tienen experiencia como candidatas y legisladoras, además de cargos en ayuntamientos y a nivel federal y estatal.
Va también Rocío Nahle, Carolina Monroy y Xóchitl Gálvez.
A propósito no he mencionado el partido en el que militan o las postula. No es necesario. Son mujeres que tienen la confianza de sus electores y de sus partidos.
Ellas pueden dar un cambio radical a la vida pública de México.
Si convencen y ganan la realidad mexicana podría cambiar.
Démonos todos, y todas, la oportunidad de votar por mujeres. La gran mayoría de ellas lo hará muy bien, requeté bien.
