Por. Adriana Luna
El vientre de un cuerpo inerte es rasgado para sacar al bebé que sigue respirando dentro de la membrana placentaria con líquido amniótico; el pequeño logró sobrevivir. Aunque tras el sismo de 8.1 grados Richter en Ciudad de México, 24 miembros de su familia quedaron bajo los escombros, los médicos le entregaron a la abuela a su nieto con vida. Ella lo acogió amorosamente y lo sacó adelante. Una clara muestra que la vida y la esperanza pueden renacer incluso de los escombros.
El periodista Jacobo Zablodovsky dio a conocer la historia de su nacimiento, estos son los recuerdos que abraza Jesús Francisco Flores Medina, un ‘bebé milagro’, quien se ha determinado que su vida honre a sus familiares.
“Los momentos más duros y difíciles del terremoto del 85; toda mi familia murió, fueron 24 familiares. Yo fui de los niños que rescataron. El maestro Jacobo se enteró (del rescate del recién nacido). La vida es grandiosa, se lleva a cabo en el corazón. Yo ya no tengo a mi madre, pero sigo con vida”, recuerda.
La abuela permaneció con su nieto, lo cuidó y lo vio crecer durante casi cuatro décadas, hasta que hace año y medio murió, en tiempos de postpandemia de Covid-19. Jesús considera su vida como un homenaje a sus ancestros, y por ello debe hacer todo lo posible por cuidarla.
Cada Minuto Cuenta (Amazon Prime) se vuelve una ventana al pasado que nos recuerda la fortaleza de este país. Es la serie más cara filmada en México que con Inteligencia Artificial y Producción Virtual reconstruye edificios emblemáticos, logrando que al menos durante unos segundos, el espectador pueda observarlos nuevamente, y también, atestiguar cómo se desploman en el movimiento telúrico, dejando entre escombros miles de vidas, mostrando la resiliencia de todo un país.
La filmación sobre la mayor tragedia que ha vivido este país, dignifica las diversas profesiones: maestros, médicos, enfermeras, periodistas, etc. Refleja cómo cada persona en su propia trinchera, fortifica los verdaderos cimientos de México. Además, la organización de una sociedad, no sólo capitalina sino que inesperadamente se percibió enriquecida con personas oriundas de diversos puntos de la República Mexicana logró una transformación en materia de protección civil.
En medio del desastre se ve el nacimiento de “Los Topos”, un grupo de voluntarios, héroes desconocidos que arriesgaron sus vidas recorriendo montones de piedras, cemento y varillas en busca de sobrevivientes. Rescatistas civiles que sin preparación, salvaron incontables vidas, no solo aquel 1985, también en sismos siguientes tanto en México como en el extranjero.
La actriz Maya Zapata personifica a una joven tapatía, idealista, que anhela ser periodista. Migra a Ciudad de México, no estudió la carrera de Periodismo, va aprendiendo la esencia del reporteo que más allá del glamour o la fama, es narrar lo más cercano a la realidad lo que viven las personas, denunciar irregularidades y ayudar a la gente.
Ella sin pensar en los riesgos sigue sus instintos para palpitar junto a las necesidades de la población, narrando tragedias, actos heroicos, negligencias e intereses gubernamentales, así como la empatía de los mexicanos que intentan renacer mano con mano, hombro con hombro, mientras cuentan los muertos que sacan de los escombros. En medio de la tragedia conoce las carencias de los periodistas independientes, así como el aplastante poder gubernamental y sus intereses que suelen acallar a los profesionales de la información.
Durante la premier de Cada Minuto Cuenta en el Colegio de San Ildefonso, en Ciudad de México, afloraron las cicatrices aún dolientes que dejó el sismo de 1985. El director Jorge Michel Grau junto con actores, productores, técnicos, médicos, rescatistas y sobrevivientes, todos se unieron como uno solo, entre lágrimas y aplausos por los vivos y por los que dejaron su legado bajo los escombros aquel 19 de septiembre. Pero también lloraron sus propias pérdidas porque en plena filmación murió uno de sus directores, Moisés Urquidi.
En memoria de todo un pueblo que mano a mano, con o sin miedo, apostó a nunca perder la fe sin importar las circunstancias. Decidiendo priorizar el amor y el perdón, buscando sentido a su existencia, a sabiendas que, cada minuto cuenta.