Por. Cristina Ortega
@CrissOrtega
Desde el 2014, en septiembre de cada año, se recuerda la frase “Nos faltan 43”, misma que muta a la comunicación mediática con su respectivo hashtag, convirtiéndose en viral hasta nuestros días. Este ejercicio de viralización, apropiación e inserción en la memoria colectiva, independientemente de la historia que fue; que es y que será, la cual respeto y no tocaré en este artículo, construye un ícono mediático desde la imagen, la cual representa todo el acontecimiento de 43 normalistas de Ayotzinapa.
La semiótica de Charles Sanders Peirce, señala que para que exista un ícono; se puede descifrar como la señalización que emula todo un conjunto de significados, en una síntesis, bajo la construcción de la existencia y la experiencia; es decir, el ejercicio continuo de una apropiación. Es simple cuando se coloca una imagen para explicar el nacimiento de un ícono.
Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana desde 2012, en el ejercicio de libertad de expresión en redes sociales, con acceso a tecnología y conectividad, en conjunto con su señal radiofónica 90.0 Radio ibero narraron los acontecimientos que visibilizaron el movimiento “Yo soy 132”, esta organización y con el manejo de tecnologías apuntaron a nuevas “formas” de movilizaciones sociales para años subsecuentes. Por lo que fue de esperar que para 2014, la desaparición de 43 normalistas haya sido un evento para visibilizar de manera similar.
Aquí hablaré de la creación de íconos en hashtag, insisto, la historia, el valor o peso que tengan cada representación no es de análisis en esta columna, lo que sí es de suma importancia es la construcción Desde la Imagen y el poder de ésta, para generar hashtags que a través de la construcción de la existencia y la experiencia (la iconicidad que llama Ch. S. Peirce) se logre una apropiación e inserción en la memoria colectiva para hacer historia.
El 26 de septiembre de 2014 se da la nota de la desaparición de 43 normalistas; tenemos todo un aparato tecnológico, de organización y con una experiencia previa (Yo soy 132) para crear un nuevo movimiento.
Al no ser la inmediatez como surgió en ese 11 de mayo de 2012 dentro de las instalaciones de UIA, es entonces que se recurre (consciente o inconscientemente) al proceso Peirciano de la objetivación, es decir, a través de marchas, protestas, llamados en radio, comunicados en prensa, así como un constante pase de lista con los nombres de los 43 estudiantes normalistas ausentes, para hacer visible lo invisible, hacer ver a los desaparecidos, que fue todo un reto para la comunicación.
Poco se habla en la construcción de la iconicidad del recurso del Atlas Mnemosyne de Aby Warbug, quizás a este autor solo lo reducen a que es pionero del diseño del muro de Facebook; sin embargo, el recurso de la selección en esta visibilización y desde la libertad de expresión con el trabajo colectivo, a continuación, muestro en la siguiente imagen como es que dos meses después de intensa objetivización el recurso de colocar en una especie de Atlas Mnemosyne, término que refiere a: “Proponer una red de relaciones, nunca definitivas, que reflexionan acerca de la imagen”.
El mismo Aby Warbug comenta acerca del Atlas que “se trata de una máquina para pensar las imágenes, un artefacto diseñado para hacer saltar correspondencias, para evocar analogías”.
Esta por demás describir lo que usted ve, pero hago notar en la fotografía; aunque la constante presencia de personas, no permitió la pulcritud de las palabras retratadas, pues en este Atlas Mnemosyne, no se sabía en el momento cuál era la frase que pasaría a la historia; la cual señalo con un óvalo rojo y la amplío: “No somos todos nos faltan 43”. Aquí el nickname o apodo para la mediatización será y es “Nos faltan 43”.
En historiador alemán Aby Warbug tenía razón en su Atlas, ya que el pase de lista de cada estudiante ausente, objetivó en ícono el Hashtag, por lo que la teoría Peirciana, hoy día ya muta en “símbolo” el número “43” y la palabra Ayotzinapa.
Warbug y Peirce, fueron dos contemporáneos de poco más de un siglo, incomprendidos en su época, pero visionarios para demostrar la construcción del significado de la memoria colectiva, también el cómo posicionar, y hacer ver, lo que ya no puede ser visto.
¡Viva la imagen!
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