Por. Fernando Coca
Layda Sansores, gobernadora de Campeche, estará en problemas si el senador Ricardo Monreal cumple con su advertencia de llevar ante un juez el espionaje del que ha sido expuesto.
El Martes del Jaguar se convirtió en un arma al interior de MORENA que juega a favor de Claudia Sheinbaum.
Layda Sansores es una política experimentada. Nació en cuna política, su padre fue el hombre fuerte de Campeche. Desde el gobierno de Carlos Salinas ha sido legisladora y servidora pública. Conoce, como pocas, las reglas escritas y no escritas de la política. Y rompió una de ellas: atentar contra la unidad del partido, del movimiento.
No lo hizo sola, tiene la venia de Claudia Sheinbaum quien acusa a Monreal de haberla hecho perder en la elección del 2021. Grave que alguien que aspira a la Presidencia de México no tenga la capacidad de ganar un proceso en el que incrementaría su poder electoral y culpe de su derrota no a sus operadores, sino a un contrincante de su propio partido.
Monreal es el coordinador de los senadores de MORENA luego de que, en una encuesta poco clara y transparente, perdió la nominación morenista por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Fue un priista duro y quería ser gobernador de Zacatecas, pero el entonces mandatario estatal, Arturo Romo, convenció a Ernesto Zedillo de que Monreal no era el adecuado y lo bloquearon. A su rescate llegó el presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, lo hizo candidato y ganó la elección.
Hoy, Monreal y Sheinbaum buscan la candidatura presidencial de MORENA. Ella, dicen, es la favorita del presidente para “continuar” el legado de AMLO. Él ha operado desde el 97 para el presidente. La guerra emprendida por la jefa de Gobierno en contra del senador no los beneficia, ni a ellos, ni al presidente y mucho menos a MORENA.
Que el proceso interno del partidazo se resuelva con espionaje y golpes bajos le resta credibilidad no solo al proceso sucesorio, sino que también dinamita los cimientos de la 4T, aunque se traten de minimizar los actos se intervención ilegal de las conversaciones privadas.
Layda Sansores asumió que su papel en el juego de la sucesión está en el bando de Sheinbaum y que a ella le toca operar la baja política ordenada por el consultor catalán para disminuir a los adversarios de la exdelegada de Tlalpan.
MORENA no debe, ya pudo, fincar su candidatura presidencial en una Operación Colibrí. Nadie sale bien parado de eso.
El zarpazo que tiró el jaguar dañó el músculo de MORENA, no el de Monreal. El resto de los jugadores deben estar preparados para un ataque más del felino, orquestado desde la esquina de 20 de noviembre y Plaza de la Constitución.
La Letrina. El Tata dio a conocer la lista de 33 convocados para Qatar. No está el Chicharito. Igual que la oposición, la selección parece estar ya, moralmente derrotada.
