lunes 29 abril, 2024
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«RIZANDO EL RIZO» Mentalidad crítica en la sociedad de la información

Por. Boris Berenzon Gorn

El atributo más importante que la educación puede aportar a cualquiera es la

capacidad de pensar críticamente. En una época en la que la información y el

conocimiento están disponibles universalmente, es el poder de comprender, evaluar y

analizar lo que marca la diferencia: esas son las habilidades de pensamiento crítico.

Charles Clarke

Las revoluciones culturales han sido relativamente comunes en la historia. La escritura es quizá la más memorable de ellas, puesto que en occidente existe el consenso de que con ella inició la Historia permitiendo que fuera posible conservar la memoria de la humanidad. Otras grandes revoluciones culturales también han tenido que ver con la escritura, por ejemplo, la imprenta, que al ser inventada por Gutenberg alrededor de 1453, trajo al mundo la posibilidad de reproducir miles de ejemplares de textos, tanto clásicos como de nuevos escritores, al tiempo que permitió que se conformaran las gramáticas de los lenguajes.

El siglo XIX es reconocido como el siglo de la prensa. Los diarios, semanarios y demás publicaciones periódicas cobraron un auge inusitado en Europa y muchas otras partes del mundo. México no fue la excepción, en medio de las convulsiones, crisis económicas y políticas, surgió una enorme cantidad de publicaciones periódicas de diversa índole: no faltaron los diarios de temas políticos y económicos, los boletines y folletos revolucionarios, publicaciones religiosas, literarias o incluso las dirigidas a las mujeres, un concepto nuevo por entonces que permitió reconocer la importancia de las lectoras y escritoras.

Lo que estas situaciones tienen en común, es la incidencia de nuevos medios de transmisión del conocimiento que modificaron la conectividad y generaron espacios de encuentro. El auge de la radio y la televisión también revolucionaron el ámbito de la comunicación, y aunque la mayoría de su contenido ha sido criticado por la escasez de mensajes culturales y científicos, lo cierto es que, en su momento, tampoco faltaron los críticos de la prensa y la novela escrita, de libros escritos en leguas vulgares o de textos de interés masivo. Esto demuestra que, sin importar el medio del que se trate, gracias a la comunicación se forman canales donde transita cualquier tipo de información y donde la ciencia, el arte, la literatura, la filosofía, la historia, entre otros saberes, siempre encuentran el cauce que les permite sobrevivir y replicarse.

La gran transformación de nuestro tiempo es sin duda Internet. Desde su surgimiento, se abrió un panorama nuevo para la transmisión de saberes, la educación, la investigación y la crítica entre pares. La web 2.0 aloja gran cantidad de sitios que fungen como acervos, muchos de los que antes no podíamos ni imaginarnos su existencia: bibliotecas donde es posible consultar y a veces hasta descargar ejemplares únicos, archivos documentales, fotográficos, sonoros, de filmes, artículos académicos, revistas de divulgación, videos, obras de arte y un muy largo etcétera. Se ofertan también cursos, varios de ellos gratuitos o con opción de hacer un pago para certificarse y muchos están respaldados por universidades nacionales e internacionales, donde lo mismo podemos conocer de idiomas, de administración o filosofía política.

Sin embargo, ese tipo de contenido no es el preferido de los usuarios. Entre las páginas más buscadas en Google anualmente, casi siempre están sitios de mensajería instantánea, redes sociales, correo electrónico y sitios dedicados a la pornografía. Asimismo, las búsquedas a las que los estudiantes acceden para investigar pasan casi siempre por Wikipedia y sitios escritos por usuarios libres. Hay que reconocer que Wikipedia es una herramienta magnífica, sobre todo entre los jóvenes, pues permite hacerse de un panorama general acerca de un tema, como lo fueron en otros tiempos las enciclopedias que teníamos en casa o encontrábamos en el área de consulta de las bibliotecas, pero Wikipedia, al nutrirse de las colaboraciones de los usuarios, a menudo contiene información imprecisa, carece de fuentes confiables, omite o es francamente errónea.  Algunos usuarios realizan sus búsquedas en Google Académico, que mejora bastante la calidad de la información y permite acceder a textos especializados de diversa índole, aunque muchos de ellos pertenecen a sitios web que requieren de suscripciones o pagos individuales y es poco común encontrar visiones generales. 

En todo caso, lo que resalta es que nos encontramos ante el bombardeo informativo más grande de la historia y que a pesar de lo productivo que esto podría resultar para la democratización del conocimiento, seguimos acostumbrados a consumir contenido banal, de entretenimiento—no siempre constructivo—e ignorando las opciones que tenemos. Mucha gente se queja de pagar por contenido académico, pero invierte cantidades estratosféricas en juegos en línea y servicios de streaming. Aunado a lo anterior, no es común contar con mecanismos críticos para la discriminación de la información, lo que favorece la transmisión de noticias falsas y fomenta prejuicios y violencias, como los de los antivacunas o terraplanistas, favorece la discriminación y el odio, los linchamientos digitales y diversos fenómenos de acoso en internet que constituyen nuevos espacios de conflicto y derivan en problemas emocionales, especialmente entre los adolescentes.

La responsabilidad no es completamente del usuario, pero él es único que puede solucionarlo en lo inmediato. Sin embargo, es preciso promover sistemas educativos basados en el pensamiento crítico, enseñar a los alumnos a pensar, a dudar e investigar, compartir métodos más que datos brutos. Por desgracia, los sistemas educativos actuales tienden todavía a lo segundo y en un mundo donde un niño diez años puede tomar su celular y conocer la fecha del estallido de la Independencia, lo que necesita saber es más bien qué significado tiene esa fecha, cómo distinguir entre lo que le dicen acerca de ella diversos sitios web, cuáles autores son creíbles y qué características debe tener el contenido para ser útil. Que las personas sean capaces de acceder a información veraz, a formarse un criterio propio y a mantener siempre una mente abierta ante todo aquello que desconoce.

Este proceso es deseable para todas y todos, no sólo en la niñez, sino en cualquier etapa de la vida. No son los niños quienes promueven el acoso en redes y transmiten noticias falsas, son por lo general, adolescentes y adultos. Esto nos demuestra que la enorme cantidad de información con que contamos no es suficiente para la transformación social, hace falta un consumidor de contenido con mente crítica. Lo mismo aplica para la lectura que para los contenidos multimedia; es preciso asumir la responsabilidad individual y colectiva con respecto a la información que recibimos, fomentar el pensamiento crítico en las nuevas generaciones y aprovechar la oportunidad histórica que tenemos de acceder en la red a saberes universales sin movernos de casa.

Ilustración. Diana Olvera

Manchamanteles

La psicoanalista e historiadora Elisabeth Roudinesco en una entrevista sobre su obra Freud, en su tiempo y en el nuestro, misma que fue publicada por la Revista El Cultural en septiembre de 2015, asegura que: “Freud vivió en un mundo de frustración. Hoy todo es posible. Pero este Freud absolutamente conservador practicaba al tiempo una teoría de la sexualidad completamente subversiva. Estaba a favor del aborto, de la libertad de las mujeres, del divorcio, de la emancipación, contra la pena de muerte. Todos los ideales del progreso. A pesar de que no seguía estos propósitos en su vida. Él mismo dijo que vivía como un burgués antiguo. No practicaba el control de la natalidad. Se casó con una ama de casa. Y no tenía relaciones sexuales con su mujer por estar agotada después de tener seis hijos. Pero, por otro lado, solo se rodeó de mujeres intelectuales completamente emancipadas. Tampoco educó a sus hijos de forma conservadora. Permitió a su hija Ana ser “directora” de escuela. Sus hijas se casaron con quienes ellas eligieron. Ana fue homosexual y lo tuvo que aceptar. ¡La figura de Freud no pudo ser más compleja y contradictoria! […]Las violencias contra Freud son fascinantes. Como las que sigue habiendo contra Darwin, Sartre, Simone de Beauvoir o contra todos los pensadores de la subversión. Lo que significa que sus palabras, sus pensamientos, siguen actuando hoy en día. Siguen en acción.”

Narciso el obsceno

Tomás de Aquino tenía bien clara la frontera entre el narcisismo y la autoestima: “Un amor propio bien ordenado, es justo y natural”.

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