miércoles 15 mayo, 2024
Mujer es Más –
COLUMNAS IVONNE MELGAR

«ELLAS EN EL RETROVISOR» Eufrosina: la lucha desde la montaña

Por. Ivonne Melgar

Eufrosina Cruz ha escrito su primer libro: Los sueños de la niña de la montaña.

La presentación que en la portada se hace del texto es literal: “La historia de la indígena zapoteca que transformó a México”.

Y es que la ahora diputada federal por el PRI es la autora de la reforma constitucional que le cerró la puerta a la exclusión de las mujeres en la representación política, ahí donde los usos y costumbres las querían fuera.

La expresidenta del Congreso de Oaxaca supo que las mujeres tenían los mismos derechos que los varones en el momento en que su maestro de primaria la defendió ante la familia Cruz, argumentando que esa niña destinada a echar tortillas debía continuar estudiando. Y es que su padre le había pedido que, en vez de reprobar al niño de la casa, sacrificara a Eufrosina.

Conversamos con ella sobre el libro, sus episodios y lecciones. Aquí algunos fragmentos de la entrevista que, completa, puede escucharse en el podcast Retrovisor Digital.

“Me llevó dos años hacerlo, porque fue hacer catarsis, una sanación interior. Me di cuenta, que mi historia es la de miles de mujeres en este país, y en este mundo que, a veces, porque no tuvimos esa palabra, en ese momento justo que estábamos atravesando de adversidad, se queda ahí y nos frustramos y llevamos ese dolor, para toda la vida y nos quejamos y nos volvemos víctimas y decimos cómo chingaos, ¿por qué yo? ¡No se vale! Y en ese justo momento me hubiera gustado tener esas palabras exactas para decir inténtalo, no importa que te digan que estás loca, no importa que el mundo diga que no vas a poder, tú tienes ese poder, en tus manos está transformar lo que no te gusta ver, lo que te ocasiona dolor también, y entonces pues en ese libro hablo de eso, me desnudé totalmente el alma

Háblanos de los momentos fundacionales que te dieron conciencia.

“Me marcó mi maestro Joaquín porque me enseñó a soñar, a desafiar las reglas que la cotidianidad en mi entorno me decía que me tocaba seguir. Imagínate un pueblito, de hace 30 años, donde no había luz, no había carretera y que había un maestro que caminaba más de 12 horas para llegar a un saloncito de piso de tierra, mientras en la cotidianidad te tenías que levantar con mamá a las 3 de la madruga y ser las últimas en dormir, en la que esa normalidad te decía que prepararte para la vida es casarte a los 12 años, 13, 14 años y ser mamá.

Y de repente llega un maestro que era diferente a los hombres de mi pueblo, que hoy yo sé que era gay: se ponía unos colores amarillos, y aplaudía y se reía con una forma peculiar y se ponía las chanclas más hermosas, y los huaraches más hermosos que mis ojos veían. Y que me permitía jugar las canicas y que me hizo chingona para las canicas. Y que también me enseñó a aspirar, porque mi cotidianidad era un cuarto de piso de tierra donde nos dormíamos todos, pero mi maestro se dormía en una cama, mi maestro se ponía algo bonito, precisamente hablo del olor a bonito. Porque yo no entendía, por qué mi maestro se ponía lo que hoy yo sé que es desodorante, lo que hoy sé que es crema. Imagínate una niña entrar en ese cuartito pintadito de cal, pero bonito, un espacio limpio y en la pared dibujitos. Y tu pensamiento empieza a ver otras posibilidades.

De eso se trata el libro: de cómo aspiras cuando ves otras posibilidades, porque cuando la monotonía, la normalidad dice que eso es lo que mereces, la mente es tan fuerte que te hace creer que eso es lo que mereces.

Por eso hablo también de cómo la sociedad tiene que reaprender a vernos como los pueblos indígenas, para que la política pública que se hace aquí, que se grita aquí (en la Cámara de Diputados), se haga de la mano, porque nos han dicho siempre que somos grupos vulnerables, los jodidos, los museos andantes, el folclor, el que adorna el recorrido de en una campaña.

Nos hemos creído que somos eso, los jodidos, ciudadanos de segunda y nos hemos victimizado, y entonces la política también se crea bajo esa mirada, como grupos vulnerables ¡ah! Es que yo le voy a dar 2 mil pesos, es que yo te voy a dar 3 mil pesos, porque es lo que mereces y la mente es tan fuerte que cree que eso merece, ¡no!

Somos chingonas y chingones, lo que nos ha faltado son estas posibilidades, estos olores bonitos y decir yo también puedo ponerme la crema, puedo ponerme el desodorante, si yo lo quiero. Y sino no, pues no pasa nada tampoco”.

Tú te adelantas a lo que hoy es la paridad de la que estamos hablando como un derecho normalizado, que todas las mujeres tienen el derecho a acceder la representación política. Pero a ti te tocó romper lo que en tu comunidad era un tabú.

“Pero la paridad no es un tema de arte-magia, la paridad la tendremos que construir todos los días. Creo que se ha confundido también la paridad, que solamente la paridad está en la clase política, no. La paridad debe de estar en la cotidianidad. La paridad tiene que estar en el hogar, en eso que nos han dicho que es lo privado para nosotras, que somos las que tenemos que cuidar hijos; en los medios de comunicación, en el sector de la iniciativa privada, en lo económico. Hoy los consejos administrativos están encabezados por hombres: aquí mismo en el Congreso, la Junta de Coordinación Política, no hay mujer, puros hombres. Pero también porque creo que nos hace falta construir la alianza en todos los sectores, de ser aliadas, de admirarnos, de decir ¡qué chingón es esa vieja que está ahí! No porque se acostó o porque es la…Vivimos una sociedad de doble moral.

La paridad no es por arte de magia, porque soy mujer me lo merezco y ya. ¡No! Hay que arrebatarlo, porque si no lo arrebatamos nadie lo va a hacer también por nosotras. Es en serio. En este proceso electoral que ahora viene, ¿por qué los hombres deciden en qué estado va a ser candidata mujer y en qué estado va a ser hombre? Porque los hombres siguen dirigiendo los partidos políticos de este país, el día que las mujeres dirijamos estas instituciones, la visión también va a cambiar, pero tenemos que construirlo todas y todos.

Cuando tienes un entorno que te dice que la normalidad es que solamente los hombres toman las decisiones para el desarrollo de las comunidades ¿por qué? porque tú espacio es en lo privado: cuidar hijos, cómo vas a ir a la cancha, cómo te vas a chingar una copita de mezcal, empiezas a cuestionar eso que no es normal.

Cuando pasó eso, yo ya era una profesionista, yo ya había descubierto que había un librito que se llama Constitución, y que, en el dos, decía que todos somos iguales.

Pero la realidad me dio un golpe y resultaba que eso no era verdad, que la cotidianidad de mi entorno decía que las mujeres teníamos que seguir estando en lo privado, aunque históricamente siempre había aportado para el desarrollo de la comunidad.

¿A qué instancias acudes cuando tú reclamas, en 2007, que si tenías derecho a la representación política?

A todas las instancias acudí, ni un abogado de mi estado quiso llevar mi caso, por ejemplo. Porque era atentar contra un sistema vigente en 570 municipios, 417 regidos por usos y costumbres, y donde en más de 100 de ellos la palabra mujer no existía en el catálogo de usos y costumbres. Y que te digan sí violaron tu derecho, pero el derecho consuetudinario así es aquí. ¿A quién acudes? Y empiezas a ser hostigada por ese sistema que efectivamente atenta contra la democracia. Porque no era posible que, de los 517 municipios, pues más de 100 de ellos la palabra mujer no existía, teniendo una pinche credencial de elector que dicen que somos ciudadanas.

Entonces no hubo una institución como tal que me abrazará solamente llegué a Derechos Humanos. La Corte Interamericana emite efectivamente que violaron mi derecho y que el Estado mexicano tenía que hacer leyes para subsanar esa laguna que estaba desde la Constitución. Así que cuando fui diputada federal por primera vez, todos hablaban del Pacto por México. A mí me valía eso: mi agenda era lograr cambiar la Constitución de mi país para plasmar precisamente eso: que nadie le dijera a una mujer que por hecho de ser mujeres no podían participar en el desarrollo de sus comunidades y que no podían formar parte del cabildo de sus comunidades”.

¿Cómo te sientes en Cámara de Diputados, hoy después de haber tenido esta catarsis que se llama Los Sueños de la Niña de la Montaña?

“Lo estoy disfrutando mucho. Es un honor y una responsabilidad que te marca también de por vida y que pues ser uno de los privilegiados de millones de mexicanas y de mexicanos y que tengan esta posibilidad de estar y de visibilizar también las agendas de esos rostros invisibles.

Entonces me siento con una gran responsabilidad, pero también muy contenta el que hoy en este regreso, en esta legislatura esté presentando, por ejemplo, una iniciativa pendiente que quedó es que los matrimonios forzados en este país estén penados con privación de libertad, y que venga desde nuestro código penal federal para que ya sea castigado. Porque no nos pueden seguir diciendo, es que el uso y costumbre… Es que así es… Es que así ha sido y es que nos indignamos todos cuando sale una historia de una niña, ¿pero qué se ha hecho? Es cierto que hemos logrado fortalecer los derechos humanos en la Constitución, en la Ley General para las Niñas y los Niños, pero nos falta cerrar el círculo, y de repente a veces por políticamente correcto, pues porque dicen es que cómo, o sea, cómo vas a castigar al señor que está entregando a su hija, ¡perdón! ¿por qué castigó al que roba a una vaca, y cómo no voy a castigar a quien está entregando la vida de un ser humano?

Es una iniciativa urgente para que todos los estados que tengan esta problemática, pues tengan ya una herramienta para que sea sancionada este tipo de acciones, este tipo de prácticas, y que todos los involucrados también asuman su responsabilidad”.

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