lunes 20 mayo, 2024
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Batallas entre la mente y el espíritu

 

¿Sabes en qué parte de tu cuerpo habita tu espíritu? Algunos dicen que en el cerebro pero no, porque esa es justo la parte opuesta: la racional. Otros señalan que el espíritu reside en el corazón y aunque suena romántico tampoco es así, pues éste es, simplemente, un órgano que forma parte de nuestra parte física, corporal.

Existen varias respuestas pero a mí me cuadra la de Deepak Chopra: El espíritu de cada quien -dice- se encuentra en el espacio vacío que existe entre una idea y otra de nuestra mente. En otras palabras, nuestro cerebro -con su enjambre interminable de pensamientos automáticos y compulsivos- hace que nuestro espíritu quede ahogado, silenciado, sepultado.

El arte de meditar nos hace contactar con nuestro espíritu, precisamente porque permite silenciar por un momento a la parte racional, lógica. Al hacer a un lado ese bombardeo de ideas egocéntricas, culpígenas, victimizantes y atemorizantes, que la mente produce a cada instante, hacemos posible que nuestra alma se exprese.

Es realmente espectacular, reconfortante, asombroso, bajarle el volumen a la razón mental, mediante la meditación, por un periodo de tiempo, y escuchar que nuestro espíritu aflore y se manifieste sin palabras.

Yo soy uno de los miles de testigos de que sí es posible lograrlo. Basta con cerrar los ojos y practicar atención consciente en la respiración, o sea, entretener a la mente contando cada inhalación y exhalación, permitiendo así que el resto de los pensamientos se suspenda hasta dejar la cabeza en blanco.

Esta ancestral práctica oriental ayuda a combatir la migraña, la depresión, adicciones y todo tipo de enfermedades psicosomáticas. No tienes que practicarlo horas o periodos obligatorios de tiempo; basta con que logres suspender a la mente por un periodo que a tí te satisfaga y te lleve a la paz. Esto puede ocurrir a los cinco, diez o 20 minutos.

Quizá la mayor contribución de esta práctica es que modifica la intención del individuo. Es decir, todos en algún punto nos dejamos llevar por el negativismo, el chismorreo, la envidia, el enojo o el temor. Cuando meditas fomentas tu parte luminosa, positiva, y te lleva a un estadío mental proactivo y constructivo, que en niveles elevados de consciencia lleva incluso a quienes lo logran, a conocer y practicar el amor incondicional.

Una virtud adicional de practicar meditación consiste en que te conecta con el aquí y el ahora que, como asegura Echart Tolle en su gran libro “El Poder del Ahora”, es el único momento de la vida en que realmente puedes entrar en contacto con Dios.

Dicho de otro modo: no puedes hablar con Dios en el pasado o en el futuro sino sólo en el ahora, y la meditación te abre la puerta a ese instante de comunicación con el mundo inmaterial eterno.

Vivir en el pasado y en el futuro nos drena la energía para vivir el presente, dice Tolle en su libro. En la medida en que te mantengas dentro del ahora, evitarás esas emociones que viven del pasado (resentimiento, odio, vergüenza) o del futuro (miedo, ansiedad, etc). ¡Vive en el ahora; lógralo meditando!

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