lunes 20 mayo, 2024
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COLUMNAS FERNANDO COCA

«ACTOS DE PODER»: Irremediable

Siete, 10, 12 o 14 puntos de ventaja dicen las encuestas. Él asegura que son más de 20. Pero en todas las encuestas Andrés Manuel López Obrador aparece muy arriba de sus contrincantes y la diferencia provoca que muchos lo vean ya como presidente.

El Poll of Polls que hace Oraculus pone a los candidatos, en sus máximos probables a Ricardo Anaya con 31 por ciento; a José Antonio Meade con 22 por ciento y a Andrés Manuel López Obrador con 47. Las cifras son del 17 de mayo.

Si alguien esperaba una sorpresa en el segundo debate presidencial, se llevaron un chasco. Anaya no pudo noquear ni a Meade y menos a AMLO.

Meade no se quiso desmarcar de Peña Nieto y eso no lo hizo crecer.

Andrés Manuel cuidó su ventaja y ganó.

Anaya es un muchacho que se prepara para los debates, que tiene un discurso bien estructurado pero que no “prende” al respetable. La falta de conexión entre el candidato del Frente con su público (cualquiera que este sea) se refleja en su corto crecimiento a 37 días de la elección.

Anaya necesita verse más empático, menos estudiado y más humilde ante la concurrencia. Su sonrisa no dice nada, no transmite ninguna emoción, solo es una mueca.

Meade la tiene más difícil. Estar identificado con dos gobiernos cuestionados lo hace ver como un candidato débil, sin rumbo.

El candidato de Todos por México carga dos lastres a los que no quiere dejar en el camino: Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.

Con el presidente del PRI tiene el compromiso de cuidarlo hasta el final pues lo hizo candidato. Por eso Meade carga con todos los actos de corrupción de la administración del mexiquense y del PRI, y más cuando no se deslinda de Peña y lo que el mandatario significa.

Al lanzarle guiños a Margarita Zavala y quererla como aliada, Meade comparte con ella y Felipe Calderón la mala imagen derivada de la Guerra contra el narco. Muertos y desaparecidos de 2006 a 2018 son parte de la carga con la que camina en la campaña Meade.

Los candidatos emanados del PRI y del PAN comparten responsabilidad cuando un mexicano carga gasolina y éste recuerda que fueron los panistas y los priistas los que aprobaron la reforma que permite precios tan altos en los energéticos.

La preparación de los candidatos Anaya y Meade juega en su contra. Ante la gente común sus doctorados en universidades extranjeras no les sirven. Ellos podrán estar muy bien preparados, pero sus resultados en el servicio público no son los que la ciudadanía quiere. México sigue igual de pobre, mientras las élites están llenas de dinero.

Por eso Andrés Manuel se ve imparable, imbatible. Por eso se siente que es irremediable que llegue a la Presidencia: porque sus adversarios no han puesto ninguna oferta que le diga a los mexicanos que las cosas con ellos cambiarían. Meade y Anaya prometen continuidad, que suena a continuismo, y no se deslinda de un pasado en el PRI y en el PAN que para los electores es sinónimo d corrupción, impunidad e ineficacia.

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