Muchos analistas políticos advertían que las campañas y los spots “como quiera” no tienen la capacidad de mostrar el desarrollo de una idea, pero que ya veríamos en el debate cómo esto podía hacerse. Me parece que salvo en muy pocos momentos y solo algún par de candidatos lograron hacer tal desarrollo. En general, como bien atinaron a resumir algunos tuiteros, nos administraron las frases e ideas básicas de sus spots distribuidos en segmentos de exposiciones, réplicas y contrarréplicas.
Margarita Zavala y José Antonio Meade no desaprovecharon para repetirnos una convicción, vendernos la idea de que tener valores y pensar en la familia son cosas importantes para los mexicanos y que además tocan sus emociones, lo que debe convencerlos de que convencen más. Pero que además esos valores y familias son solo unos, los de ellos. Los discursos, orígenes y trayectoria de Margarita no dejan lugar a duda que siempre se refiere a los valores conservadores que provienen del catolicismo, mientras tanto el neoliberal y tecnócrata, se une aquella tradición cuando plantea lo mismo que la primera.
La tradición conservadora considera que solo hay unos valores, los que provienen de la religión católica, y una familia, la que esta misma religión reconoce. Zavala y Meade se “adornan” y afirman que son estos valores que casi por decreto eliminarán la violencia y la delincuencia, también nos aseguran que ellos son excelentes personas por encabezarlos. Suena ingenuo y simplista, y esto es grave, en parte porque promueve una idea de que solo esos valores y familia son válidos, borrando la diversidad de valores y familias; pero hay un asunto más grave aún, ninguno de los otros candidatos ha hecho nunca ninguna contrapropuesta a este discurso conservador en este aspecto fundamental, lo cual demuestra que, por acción u omisión, todos los candidatos son terriblemente conservadores en sus concepciones sobre la diversidad familiar, de valores y otras relacionadas como la diversidad sexo genérica y sus derechos. La sociedad civil organizada, por tanto, tendrá que seguir haciendo los mayores esfuerzos para que los logros alcanzados alrededor de estos derechos se fortalezcan, porque por lo menos en las candidaturas a la presidencia, los discursos permanecen en el siglo pasado.
Adriana Segovia. Socióloga por la UNAM y terapeuta familiar por el ILEF.