domingo 12 mayo, 2024
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ELECCIONES 2018 COLUMNA INVITADA

«EL BENEFICIO DE LA DUDA»: Lo que no nos dicen las encuestas

¿Quién se toma la molestia de revisar la metodología, el tamaño de la muestra o el margen de error de las encuestas? Además de los datos que la prensa publica ¿hay otros datos incluidos en los cuestionarios pero que no se publican? Me interesa saber, de manera estadística, por qué vota la gente por determinado partido y no por otro. No encuentro pistas al respecto en lo que publican las casas demoscópicas en sus sitios de Internet; tampoco veo información suficiente en los periódicos.

Conocer este dato ofrecería pistas valiosas sobre la cultura política de los mexicanos; una mina de conocimientos para los políticos y los gobiernos. Se trataría de saber cuántos mexicanos votan por razones meramente pragmáticas e inmediatas -como recibir dinero en efectivo-; cuántos por razones pragmáticas a mediano plazo -como tener la esperanza de que obtendré o conservaré mi empleo, o bien, de que mejoraré mis condiciones laborales al ganar determinado candidato-; por razones altruistas con los inmediatos -ayudar a un amigo o a un familiar-; por razones altruistas generales -es decir, por creer honestamente que determinado partido o candidato ayudará a México-; o por “reactividad” -las otras opciones son peores-.

Otra pregunta clave podría ser: ¿qué lo convenció de votar por quien va a votar? Su imagen, sus spots, un encuentro directo en un evento masivo con el candidato, un familiar, un amigo, un vecino, un compañero del trabajo del que no soy subordinado, un compañero del trabajo del que soy subordinado, sus propuestas o una reflexión personal.

Claro está, todos estos datos clasificados por rangos de edad, por estado, por municipio, por condición socioeconómica, por género… Nos darían un retrato nítido de la política en México; una imagen esclarecedora como nunca la hemos tenido.

Por el momento las encuestas siguen privilegiando un solo dato: la intención del voto. La mayor parte de la gente espera de ellas saber “quién va ganando”, no información para conocernos como sociedad, para aprehender profundamente nuestro “ser político”.

El vacío de información en este sentido busca llenarse con trabajos fragmentarios. Recientemente, Jair Ávalos publicó en Eje Central, que “México es tierra fértil para las Fake News. La alta credibilidad que aún existe sobre los medios de comunicación y la poca reflexión crítica de los lectores permite que las noticias falsas permeen en las redes sociales mexicanas”. Esto resume la conclusión del apartado sobre México de un estudio del Instituto Reuters, financiado por la Universidad de Oxford, titulado, Reporte de noticias digitales 2017.

Esta conclusión, sin embargo, parece contradecir la información del Informe 2017 de Latinobarómetro, que en la página 19 dice que sólo el 12% de los encuestados en toda la región, juzga al gobierno por lo que dicen los medios de comunicación.

¿Le creemos a los medios o no? O, ¿les creemos algunas cosas, pero no las relacionadas con la política?

Para profundizar nuestras incertidumbres, Alejandro Moreno comentó en El Financiero algunos datos reveladores obtenidos de una encuesta reciente: 59% de los entrevistados les entiende poco o nada a los candidatos. Quienes cuentan con estudios universitarios les entienden más, en una proporción de 2 a 1, frente a quienes no los tienen.

Otros datos fundamentales: al 73% de los encuestados no les gusta como hablan los candidatos y el 84% no les cree.

Finalmente, 50% considera que, los candidatos no influyen sobre ellos, sin importar que hagan lo que hagan, digan lo que digan, ni tampoco como lo digan.

Sería muy importante contar con datos comparados de estas encuestas ¿Qué tanto le entendían los mexicanos a Zedillo o a López Portillo? ¿Qué tanto le creían a Fox o a Peña Nieto? También sería bueno saber si la gente confía en los comunicadores; si cuando hablan de política les creen igual que cuando hablan de otros temas.

Vale la pena un esfuerzo compartido entre universidades, autoridades electorales, empresas privadas, especialmente las casas encuestadoras y agencias internacionales, para comenzar a recopilar esta información que nos permitirá comprender las motivaciones de la gente. Esta información sería de utilidad no solamente para los partidos y los candidatos, sino también para los gobiernos y claro está, para quienes estudian los fenómenos políticos.

Mientras tanto, conformémonos con el debate trillado sobre si creerles o no a las encuestas…

 

 


Jorge Federico Márquez Muñoz. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Doctor en Ciencia Política, ganador del Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Docencia en Ciencias Sociales. (2012) y es autor, entre otros, de los libros: Envidia y Política en la Antigua Grecia, Más allá del Homo Oeconomicus y las Claves de la Gobernabilidad.

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