La imagen difundida lastima. No ocurrió en un lugar lejano ni de difícil acceso. Frente las puertas del Hospital Materno Infantil Vicente Guerrero de Chimalhuacán en el Estado de México, una mujer da a luz en la banqueta con la ayuda de personas que por ahí andaban, junto a un puesto de tacos. ¿Que no había la promesa de que ya no ocurriría un hecho similar?
Hay que reconocer a las autoridades mexiquenses que actuaron de inmediato: cesaron al director y a la encargada de Urgencias. La mujer había ido a revisión y le dijeron que aguantara unas cuatro horas.
¿Que no pudieron ver que ya presentaba signos de dilatación u otras señales de parto? Si no lo vieron, muy mal. ¿En manos de quiénes están las personas de ese municipio? Porque si no pudieron detectar las señales de alumbramiento inminente, no quiero imaginarme cuando se busca ayuda médica para asuntos graves.
El parto ocurrió la semana pasada pero recientemente nos enteramos gracias a las redes sociales. Se supo que fue una mujer de 27 años y que tras el alumbramiento en la banqueta, fue ayudada por personal del hospital.
Por fortuna, tanto madre como bebé, sin complicaciones, fueron dados de alta. La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México intervino al igual que las autoridades estatales para determinar si “hubo negligencia” médica.
A la mente me viene la imagen de una mujer indígena de Oaxaca que dio a luz en el 2013, en el patio trasero de un hospital. Se trató en esa ocasión de Irma López. Tiempo después se supo que otras mujeres habían tenido a sus hijos frente a hospitales de Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Era algo que ocurría de manera frecuente en hospitales del sureste del país.
En el 2016 se estableció una norma oficial para dar atención a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio de la persona recién nacida. Es una obligación proporcionar toda la atención. Sin duda, los hospitales públicos están saturados, pero también hay insensibilidad o lo más grave: falta de pericia para que sigan ocurriendo hechos tan indignantes como el dar a luz en la calle y frente a un hospital, por tener que “aguantar” el turno.