lunes 29 abril, 2024
Mujer es Más –
GILDA MELGAR

«DOLCE ÁLTER EGO»: Cinco de Mayo Party

Nunca he entendido del todo la razón por la que el 5 de Mayo se festeja más en Estados Unidos que en México, pero me divierte y llama la atención leer notas y textos de blogueras estadounidenses sobre sus “Cinco de Mayo Party”.

Tal vez me equivoco, pero tengo la sospecha de que esas jóvenes expertas en el “lifestyle” tienen una idea muy vaga de lo que fue la Batalla de Puebla. Es más, creo que la confunden con el 16 de septiembre, pensando que celebramos la Independencia nacional.

Mientras que antaño en Estados Unidos la Casa Blanca “tiraba la casa por la ventana” para festejar la fecha junto a celebridades y líderes de la comunidad mexicana (al menos hasta antes de Trump), para nosotros, el 5 de Mayo es sólo un día feriado más en el que nuestro Presidente encabeza una ceremonia para atestiguar la representación de la épica batalla.

Al parecer fueron varios los factores históricos y culturales que se conjuntaron para que el 5 de Mayo se convirtiera en una fiesta más gringa que mexicana, como el hecho de que Ignacio Zaragoza nació en Texas o que las organizaciones chicanas adoptaron esa fecha para enarbolar su lucha.

El caso es que, en la actualidad, en ciudades con grandes comunidades latinas como Chicago, Los Ángeles, Nueva York o Houston, el 5 de Mayo se celebra con días de antelación y desfiles alegóricos.

Hasta las “influencers” que parecerían más “yankees”, como la icónica Martha Stewart –quien vive en Los Hamptons–, sube cada año a su portal recetas y tutoriales para festejar este día.

Claro que muchas de esas recetas son más bien estilo Tex-Mex o parecen un revoltijo latinoamericano, como la que hace unos días posteó Camille Styles (amillestyles.com/entertaining/our-parties/cinco-de-mayo-party-at-jennifers-garden?slide=19), sugiriendo un entrante de “Betabel rostizado con queso Cotija y ¡chimichurri!” o una “Ensalada de jícama, col y zanahoria con aderezo de tequila”, o sea, una coleslaw “mexicanizada”.

La mayoría de los menús sugeridos en sus sitios incluyen tacos, aunque las blogueras más jóvenes y avant garde proponen platos tipo “Tacos de vegetales rostizados con mayonesa al chipotle” y ___. En los tragos es donde más se lucen estas “lifestyler”, porque proponen combinaciones de última como “Margarita de sandía”, “Margarita frappé de arándano” o “Margarita de naranja-sangría con toque de jalapeño”.

En lo que sí aciertan todas (incluyendo Martha) al postear su “Cinco de Mayo Party”, es en la decoración del set, el guacamole y el tequila para las Margaritas. Pareciera que todas sacan del baúl bellas artesanías compradas en Mazatlán, Puerto Vallarta o San Cristóbal, como caminos de mesa, manteles y blusas bordadas, sarapes, maracas, macetas con cactus, canastas tejidas, papel picado, piñatas y todo el “mexican cliché” habido y por haber.

Hace un año, el mismísimo Donald Trump (aún como candidato) posteó desde su Torre en NY una foto suya con un horrible cuenco de masa relleno de carne, con esta leyenda: “Feliz cinco de mayo. Los mejores ‘taco bowls’ están hechos en la cocina de la Trump Tower. Amo a los hispanos”.

Me pregunto, ¿qué hará Trump –como Presidente– este 5 de mayo?

Mientras escribo esta nota, ya ha trascendido que este año el anfitrión de la Casa Blanca ha decidido relegar el festejo a un modesto y bajo perfil, fiel a su discurso antiinmigrante.

La celebración oficial estará encabezada por el Vicepresidente Pence. No habrá fiesta de gala en el Ala Este, sino en un salón adjunto, mucho más pequeño. Tampoco un famoso artista latino ofrecerá espectáculo alguno, como hicieron por largos años los anfitriones de las administraciones anteriores. Todavía el año pasado los Obama invitaron al grupo Maná a cantar en su última fiesta latina y contrataron a un chef mexicano, quien preparó un menú inspirado en la cocina poblana.

Si nuestro 5 de Mayo fuera tan trascendente como el 15 de Septiembre, también yo celebraría con un mole de lujo, servido sobre una auténtica y hermosa vajilla de Talavera. O mejor, me iría a Puebla de los Ángeles, donde estuve apenas el sábado pasado para un acto cívico dedicado a los héroes de la homenajeada Batalla.

Para mi mala fortuna no pude pasear, pero la vi tan chula que me juré volver muy pronto para desayunar cemitas en el mercado, tomar café en la terraza del Museo Amparo frente al zócalo, comprar artesanías en El Parián y comer un Manchamanteles como “dios manda” en El Mural de los poblanos.

Desafortunadamente, lo más triste no es que las blogueras gringas no sepan exactamente qué celebramos el 5 de mayo o que arruinen nuestros platillos típicos. Lo realmente triste es que una vez más Trump ha actuado de acuerdo a su discurso antimulticultural, separando y relegando –literalmente al rincón de la Casa Blanca– toda la riqueza de la herencia mexicana en su tierra.

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