Los medios serán distintos pero el periodismo seguirá siendo el mismo…
“El periodismo, en sus diversos soportes, es ahora más accesible, pero también más manipulable que nunca”. La frase es del periodista español Juan Cruz en el ensayo “El Buen oficio y sus límites”, del libro “Saber Narrar” que publicó el Instituto Cervantes de España.
Tiene toda la razón Juan Cruz. La irrupción de las redes sociales dieron la oportunidad de enterarse prácticamente de todo en cuestión de segundos. Pero ni todos los que publican son periodistas ni lo que se publica, a no ser un hecho concreto –un choque, un sismo, una declaración de algún personaje, etc.– es periodismo.
¿Y qué nos hace ser periodistas y hacer periodismo? Retomo tres ideas elementales de Juan Cruz: 1.- La primera obligación del periodismo es la verdad 2.- Debe lealtad ante todo a los ciudadanos y 3.- Su esencia es la disciplina de la verificación.
Estas reflexiones nos las deberíamos de hacer hoy más que nunca cuando sabemos que la mayoría de los medios de comunicación “tradicionales” (prensa, radio y televisión) atraviesan por crisis económica, de audiencia y de credibilidad. Probablemente eran elementos que ya venían gestando (no hablaré de todas las razones) y que Internet y las redes sociales sacaron simplemente a la superficie.
Los medios serán distintos pero el periodismo seguirá siendo el mismo. Ante un hecho, las preguntas básicas: qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué. Pero muchas veces los que estamos en medios tradicionales, reproducimos y nos sometemos a una especie de dictadura virtual en la que gana quien reproduce primero y quien genera más likes. Y personajes de cualquier ámbito están usando la estrategia de las redes, sabedores de que primero es el estruendo y después la investigación y el periodismo.
Ya hemos dado cuenta de las “locuras” de Trump, quien ya trae un pleito casado con medios poderosos como CNN, The New York Times.
Me voy a referir al recién enfrentamiento verbal entre el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes y Andrés Manuel López Obrador. El primero soltó la “bomba” mediática en Twitter donde en un video virtual acusó al líder de Morena de corrupto y de recibir dinero del prófugo Javier Duarte. López Obrador, en Facebook le respondió que era uno de los gobernadores más corruptos, de “maicear” a periodistas y lo retó a presentar pruebas en su contra y que, de resultar ciertas, lo obligarían –dijo– a dejar la política.
Se tendió la carpa del circo. Hasta ahora ni una prueba, ni un elemento que pueda reafirmar lo dicho por Yunes. No es de extrañar que el asunto quede ahí: en el sensacionalismo, en la estridencia de las redes sociales y la mayoría de los medios tradicionales sólo estén reproduciendo lo lanzado en la red.
Juan Cruz cita al mítico periodista francés Jean Daniel, quien le dijo lo que “Internet aporta a los periodistas: el gusto por la velocidad, la posibilidad de que cualquiera pueda contestar a cualquiera”, pero en el mundo virtual donde, cualquiera puede ser “periodista”, se está produciendo el descrédito por la función.
Cruz, al igual que Mario Vargas Llosa, le apuestan a que el periodismo tiene que regresar a lo “básico”; es decir, responder las interrogantes más sencillas para ser un intermediario o interlocutor con el público que buscará siempre la explicación, la verdad. Tenemos muchos asuntos que nos exigen eso.