México es un país de obesos; los pretextos sobran.
No podemos sustraernos a la cruda realidad: los mexicanos estamos obesos. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud y la Secretaría de Salud de nuestro país, ocupamos el nada honroso primer lugar en obesidad infantil en el mundo y el segundo lugar en obesidad de adultos.
Indiscutiblemente lo que comemos (y lo que no), juega un papel fundamental en esta situación, pero de ello nos ocuparemos otro día.
Acabamos de ser testigos del poco honroso papel que hizo nuestro país en los Juegos Olímpicos Río 2016. Los atletas mexicanos que hicieron un gran papel son muy contados y absolutamente admirables por el gran esfuerzo personal (y en muchos casos familiar) que se ve detrás. Nadie les quita mérito. Al contrario. Deben ser y son ejemplo para nuestros niños y jóvenes porque son la prueba más contundente de que, cuando alguien se propone alcanzar una meta, por más obstáculos que enfrente, lo logra.
El problema no son ellos, los atletas. Hay un problema estructural detrás importante. Pero tampoco es, necesariamente, la raíz de la situación.
El problema de fondo es que 46% de los mexicanos, de acuerdo con el estudio realizado en julio de este año por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, no realiza ejercicio de manera cotidiana. En estricta teoría, sólo 18% realiza ejercicio el número de días suficientes como para que este ejercicio realmente contribuya al mantenimiento/mejoramiento de la salud.
18% manifiesta realizar ejercicio una vez a la semana y un porcentaje idéntico lo hace dos o tres veces a la semana.
Si a estos datos, alarmantes en sí mismos, le añadimos la variable ¿Cuánto tiempo dedica a hacer ejercicio cuando lo hace?, la situación es aún más preocupante. Poco más de la mitad realiza ejercicio durante más de 45 minutos (cuando lo hace). El resto realiza ejercicio durante menos de 45 minutos.
Solamente una cuarta parte de la población que hace ejercicio tiene este hábito desde que era un niño. El resto lo adquirió ya de joven o adulto. La encuesta se realizó con 549 mexicanos de entre 16 y 65 años de edad, vía telefónica.
Lo más sorprendente del caso es que 77% de la población reconoce que el principal beneficio de ejercitarse o practicar algún deporte es el mantenimiento o mejoramiento de la salud. ¡Casi todos reconocemos los beneficios de estar físicamente activos! El ejercicio no solamente contribuye al mantenimiento/mejoramiento de la salud física al acelerar el metabolismo. Es reconocido su poder generador de endorfinas, las hormonas que nos hacen sentir mejor. Permite “usar” las calorías que comemos, permite oxigenar adecuadamente las células de nuestro cuerpo, sin olvidar las neuronas y cerebro; es quizá la mejor forma de manejar el estrés y la lista de beneficios podría ser infinita.
¿Qué nos pasa a los mexicanos que no nos movemos?
Pretextos nos sobran: falta de tiempo el primero (31%), claro que no consideramos como “tiempo” las dos o tres horas que pasamos todos los días frente a la televisión, los videojuegos o los gadgets buscando entretenimiento.
Flojera. Sí, flojera. 21% de los participantes reconoce que le da flojera realizar ejercicio. La edad, la salud, un problema muscular, la falta de espacio y el dinero son algunas otras de las razones que esgrimen quienes no hacen ejercicio.
De acuerdo con información proporcionada por el Instituto Nacional de Rehabilitación, el ejercicio está contraindicado quizá en un porcentaje menor al 8% de la población. Y decimos quizá porque incluso para quienes tienen algunos padecimientos o enfermedades, hay algunos ejercicios que se pueden realizar.
¿Qué pasa entonces? Sabemos que es importante hacerlo. Sabemos que tenemos problemas serios de sobre peso y obesidad, aparentemente tenemos tiempo, que podemos quitarle a otras actividades de entretenimiento y aun así, no nos movemos.
Nos parece que es un tema de hábito. Un hábito que los padres de familia debemos inculcar en nuestros hijos desde sus primeros años de infancia. Para que crezcan en él y con él. Que integren a su vida cotidiana la realización de ejercicio, el que quieran, el que les guste.
Hace algunos años, platicando con algunos de los máximos representantes del deporte en nuestro país, coincidían casi todos ellos en un hecho: necesitamos crear una base muy amplia de población que cotidianamente realiza ejercicio. Que nos permita evitar problemas de salud importantes y que se convierta en la “masa crítica” de la que se detectará el talento que deberá ser preparado para convertirse en atleta de alto rendimiento.
No todos estamos hechos para ser de alto rendimiento. Pero seguramente muchos de nuestros niños de hoy podrían convertirse en ese tipo de atletas, si muchos más se movieran de manera regular y cotidiana.
La responsabilidad, una vez más, es de todos. Cada quién lo que le toca.
Mercedes Poiré. Participó directamente en la conformación del Centro de Opinión Pública de Laureate México, departamento que actualmente dirige y que fue creado en febrero del 2012, con el objetivo de realizar proyectos de investigación aplicada sobre temas de interés público, relacionados con las disciplinas que se imparten en las Universidades Laureate en México: UVM y UNITEC. Tiene una Licenciatura en Administración por el ITAM y diplomados por el ITAM y el ITESM. Actualmente cursa un MBA por Laureate y el diplomado en finanzas corporativas del ITAM.