La pragmática Theresa May.
A Theresa May, la nueva primera ministra de la Gran Bretaña, no le tembló la voz cuando ante su inminente llegada al 10 de Downing Street pronunció la frase: “Brexit means Brexit”. No hay vuelta atrás a la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La frase no tendría la misma contundencia quizá, de no saber que May fue defensora de la permanencia. Nada de aplicar alguna cláusula, nada de hacer otro referéndum, se trata ahora de ver cómo hacer que –dice– “la salida sea un éxito”.
El pragmatismo se asoma en la figura de esta mujer de 59 años de edad, casada y sin hijos. “Claro que me ha afectado (el no tenerlos), pero aceptas las cartas que te ha dado la vida, a veces hay cosas que deseas haber podido hacer, pero no puedes”, respondió cuando le preguntaron por qué no llegó la maternidad. Dos momentos, el político y el personal, la retratan perfectamente. Para esta “tory” –del partido Conservador–, llegar al cargo de primera ministra, fue como sacarse la rifa del tigre, dicen sus críticos. Veinticinco años después de Margaret Thatcher, no llega a ponerse en un pedestal: tiene que asumir la polarización de la sociedad británica, tras el Brexit y las consecuencias económicas que de la salida deriven. “Llamo a la unidad del país en tiempos inciertos y difíciles”, diría.
Theresa May es de origen humilde. Hija de un clérigo protestante y un ama de casa. Sus estudios fueron en escuelas públicas y religiosas hasta llegar a Oxford, donde estudió Geografía. Casada con un banquero, amigo de la asesinada primera ministra paquistaní Benazir Butho. May se declara aficionada del cricket –el deporte británico por excelencia– y del buen comer. Presume tener más de 100 libros de cocina, pero dice, “me gusta experimentar ” –no sigue al pie de la letra las recetas–.
El ministerio del interior británico es el lugar donde más ha trabajado. May se califica de férrea defensora de la igualdad de sexos. Apoya los matrimonios homosexuales, pero votó en contra del derecho a adoptar de estas parejas. Se ha mostrado partidaria de establecer topes a la inmigración. Es el breve perfil de esta mujer que llega en momentos cruciales para el Reino Unido: tratar de unir los vidrios rotos que el Brexit dejó en la sociedad británica.
“Trabajar es lo que tengo adelante”. Efectivamente tendrá otra vez que aceptar las cartas que le ha dado la vida.