El Día Mundial de la Alegría, una celebración que ha ganado simpatía y popularidad a lo largo de los años, nació a partir de la brillante idea del colombiano Alfonso Becerra. Después de asistir a un congreso en Chile, Becerra se dio cuenta de que existía una notable ausencia de festividades que honraran emociones positivas como la alegría. En lugar de eso, muchas celebraciones estaban centradas en conmemorar guerras y conflictos.
Decidido a cambiar esta perspectiva, Alfonso Becerra se propuso promover una festividad que resaltara la importancia de la alegría en la vida de las personas. Con el apoyo de diversas organizaciones y el poder de internet para conectar a personas de distintos países, la idea comenzó a trascender fronteras a partir de 2012.
En la actualidad, México, Colombia, Chile, Venezuela, Argentina, Honduras, Bolivia, entre otros, son los principales países que han acogido esta festividad con entusiasmo y participación activa. La subjetividad de la emoción no ha sido una barrera para que el Día de la Alegría se convierta en una ocasión para celebrar, compartir y fomentar el bienestar emocional y la salud humana.
La alegría es una emoción poderosa y positiva que influye en nuestro estado de ánimo, bienestar físico y mental. Numerosos estudios han demostrado que experimentar momentos de alegría tiene beneficios significativos para nuestra salud, como reducir el estrés, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar nuestra calidad de vida en general.
La propuesta de Becerra ha logrado cambiar la percepción de las celebraciones, incorporando un espacio para reconocer y valorar la importancia de la alegría en nuestras vidas. En lugar de enfocarse únicamente en lo negativo, el Día Mundial de la Alegría nos invita a cultivar y compartir emociones positivas, fortaleciendo así nuestro bienestar individual y colectivo.