Por. Israel Jiménez
Muchas veces tomamos a la ligera o como una broma o hasta una ofensa la recomendación “deberías ir al psiquiatra”. Pero, ¿sabemos con certeza todos los beneficios de tener una visita con un profesional de la salud enfocado en dar apoyo médico para el diagnóstico y tratamiento de padecimientos que pueden ser crónicos o temporales que afectan nuestra salud mental?
Recordemos que nuestro bienestar psíquico es un tema serio, pero lleno de prejuicios y mitos. Acudir con un psiquiatra o incluso con un psicólogo (dependiendo de nuestras necesidades) podría mejorar considerablemente nuestra calidad de vida. El proceso terapéutico apoya en el desahogo de nuestros problemas y necesidades más básicas de comunicación humana. Expresar nuestras ideas, hacernos conscientes de nuestras emociones y plantear posibles soluciones a las situaciones que nos aquejan día a día, es fundamental para mantener el equilibrio en nuestra vida.
Como cualquier enfermedad son los trastornos mentales, que si no detectamos a tiempo y accionamos y no existe un diagnóstico certero y oportuno, son como una bola de nieve que dejamos crecer hasta que se convierte en una avalancha que se lleva todo a su paso y en este caso hablamos de nuestra salud, nuestra familia, afectos y pensamientos.
El entorno social, familiar y personal cambió radicalmente con la emergencia sanitaria por COVID-19, hemos sido presas del miedo, la incertidumbre, el dolor y lo adverso. Como primera recomendación quiero exhortarte a que de una forma consciente hagas un análisis serio de cómo has cambiado en tu comportamiento, en tu forma de pensar, de actuar y de vivir. Has hecho algo al respecto o solo has dejado pasar los acontecimientos que poco a poco te han ido golpeando, doliendo, frustrando, transformando y, en la mayoría de las veces, no para bien.
La pandemia ha exhibido nuestra peor versión, explotando, quizás con arranques violentos de ansiedad, periodos de tristeza o depresión. Al interactuar con nuestro círculo cercano ¿no sabemos cómo ayudar? ¿Qué hacer? ¿Qué decir o cómo apoyar?
Querida lectora y lector, hemos debilitado nuestros vínculos fraternales, estamos lejanos, en aislamiento, muchas veces por tener que resolver nuestros propios problemas de salud, económicos, familiares y laborales. Pero también, hoy vivimos algo muy serio y negativo, nos hemos acostumbrado a ver como enemigo a todo aquello que representa un riesgo para nuestra salud; a quien se acerca sin cubrebocas, a quien nos da la mano para saludar o a quien tose o estornuda se convierte en un enemigo, una fuente de contagio, un riesgo inminente para nuestro bien.
Este clima está impactando nuestras relaciones sociales y el problema es que las relaciones sociales positivas son necesarias, ya que tienen un impacto directo en nuestra salud física y mental.
Nos estamos acostumbrando, todas y todos a crecer, aprender, interactuar y socializar a través de las pantallas ¿qué triste no? Y el impacto es evidente todos los días, pero las secuelas del COVID-19, se verán realmente hasta dentro de varios años más. La incertidumbre nos acompaña durante estos tiempos difíciles y es nuestra responsabilidad tomar acciones al respecto. ¿No sabemos qué humanos seremos después de la pandemia?
Hoy, de un paciente a otro paciente, nuevamente te invito a que hagas una evaluación de lo que estás sintiendo y de lo que está pasando en tu hogar y en tu vida. No te acostumbres a vivir con algo que sabes que no está bien. Si tan solo una lectora o un lector busca ayuda profesional ahora, está columna habrá valido la pena. Toma decisiones conscientes y busca ayuda profesional, no tengas miedo, no tengas pena, busca un psiquiatra o un psicólogo certificado, ella o él te escucharán como en cualquier consulta médica y tendrán respuestas a tus preguntas e inquietudes y seguramente recomendarán un tratamiento que te ayudará a mejorar tu calidad de vida, para ti, tu familia, tus amigas y amigos, para todas y todos los que amas y te rodean.
Te comparto algunas recomendaciones, acciones prácticas y sencillas para tu salud mental en tiempos de COVID-19: cuida tu mente, reduce los desencadenantes de estrés, mantén tu rutina normal, limita tu exposición a los medios de comunicación, mantente ocupado, concéntrate en los pensamientos positivos, usa tus valores morales o tu vida espiritual como apoyo, establece prioridades, conéctate con otras personas, organiza tu red de apoyo y procura relaciones más sólidas, forma conexiones, presta apoyo a un familiar o a una amiga o amigo.
Querida lectora y lector, durante la contingencia por COVID-19, el estrés, la ansiedad, el miedo, la tristeza y la soledad están en aumento y es posible que empeoren los trastornos de salud mental, incluyendo la ansiedad y la depresión. ¡Ve al médico hoy para poder luchar por un mejor mañana, por tu salud, bienestar emocional y por tu vida!
A pesar de que la pandemia transformó nuestra realidad, cambió nuestras dinámicas, mostrándonos nuestra fragilidad como humanidad, también nos demuestra que podemos adaptarnos, nos convirtió en estrategas capaces de realizar profundas modificaciones en nuestro entorno a través de pequeñas acciones personales. De un paciente a otro paciente, te digo: hoy es el mejor día para hacer algo diferente.