«VÍA LIBRE» Segundas partes sí son buenas - Mujer es Más -

«VÍA LIBRE» Segundas partes sí son buenas

Foto. @Claudiashein

Por. Raúl Piña

Al fin la segunda dosis.

La espera ha terminado y parece que en todos los ojos se ve la luz de una anhelada e incierta esperanza de vida que parecía tan lejana como los anillos de Júpiter.

Todo fluye, la organización es impecable. Todos hacen correcta la labor encomendada. Desde la recepción, médicos, enfermeras, voluntarios, los asignados de la Secretaría de Marina. No hay fallas. No al menos en la sede que me tocó. Prepa 5, Alcaldía Tlalpan.

Es la segunda vez que no puedo contener el llanto. La primera fue cuando lleve a mi mamá a su segunda inyección y vi las caritas de los adultos mayores llenos de fe y de ganas de seguir en esta lucha y en este camino que se llama vida. Me quebré aquella vez, me quebré en ésta.

Cada paso, cada sonrisa, cada bienvenida y cada mirada son de amabilidad, de gusto. Me siento bien. Sigo llorando. Me he vuelto un “chavorruco” sentimental.

Me siento como cuando te premian por algo. Como cuando ganas una medalla. Como si fuera soldado de los ejércitos de Ricardo Corazón de León, de Alejandro Magno o de Pancho Villa. Me tocó el pecho y me asumo condecorado por la suerte, por la vida y por la ciencia.

Un señor cerca de mi le dice a otro que debemos agradecer a nuestro gobierno en turno el ¡habernos “regalado” la vacuna!

Me dan ganas de discutir con él, pero estoy tan feliz, que ni ánimos de decirle que NO, que todo esto es un derecho de salud global. Que nuestros actuales gobernantes no compraron de sus bolsillos las vacunas para la población a la que tienen la obligación de atender y servir.

No señor, es una pandemia mundial. Es un derecho humano. Ningún país de cualquier nivel, estaba preparado para esta contingencia. Ninguno. Todos han levantado la mano, para salvar a sus connacionales. México, no tenía por qué ser la excepción.

Cabe reconocer, la rapidez – si así gustan llamarle- con que se consiguieron los insumos para vacunar a la población hasta ahora atendida. El gobierno de la Ciudad de México, ha hecho un gran papel en esta campaña de salud, y se lleva un gran aplauso. Sólo por esta vez hay que aclarar.

Dentro de mi emoción y mis lágrimas, encuentro dos momentos muy graciosos:

Una doctora indica que van a dividir los grupos de recuperación en dos, para ver quien hace más bulla:

-“De este lado los guapos, y de este lado los inteligentes”, dice.

-Una señora grita: ¡Yo quiero irme del lado de los guapos!

-Otra señora responde: ¡Entonces…NO eres tan inteligente!

Carcajadas de la concurrencia.

Cuando estamos casi por salir, un médico muy joven nos da las últimas instrucciones y de pronto se escucha una mujer que dice a voz en pecho:

-¡“No olviden dar gracias a Dios, porque gracias a él, ahora estamos inmaculados”!

-¡INOCULADOS!, grita una voz de hombre, y las risas y murmullos no se hacen esperar.

Me voy caminando de regreso a casa, y repaso en mi mente los sucesos históricos que me han tocado vivir, como ver caer el Muro de Berlín, la caída de la URSS, la muerte de Colosio, el triunfo del Cruz Azul, he conocido cinco Papas, el mundial del 86 en México, tres Miss Universos mexicanas, la lucha contra el SIDA, la liberación de Nelson Mandela, leer a García Márquez y sus Cien Años de Soledad, el socavón de Puebla, la caída de Sadam Hussein; la muerte de Fidel Castro de Michael Jackson, Lady Diana y Teresa de Calcuta…y ahora el Covid-19 que deja una marca imborrable en la historia de la humanidad.

Si no entendimos la lección, estamos perdidos entonces como especie y mereceríamos desaparecer. Creo que el jalón de orejas ha sido fuerte y sustancioso, y vamos a superar esta prueba. Somos unos verdaderos sobrevivientes.

Gracias vida.

P.D. En memoria de mi Primo Benjamín Herrera, su madre Esther, su abuela Paula y su hermano Antonio quienes no tuvieron la oportunidad de ser inoculados y perecieron en la lucha contra éste letal virus.
Que en paz descansen junto con todos los caídos, a los que les debemos al menos una lágrima de adiós y de respeto.

 

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