Por. RAÚL JIMÉNEZ LESCAS
¿Sabías que el general Emiliano Zapata Salazar murió por una traición?
– ¿Una traición?
Sí, una traición.
¿Y qué es una traición?
Una traición es un acto mediante el cual una persona rompe la confianza depositada.
Curiosamente, me contaron, que Zapata, temió siempre, y siempre repudió la traición, pero murió víctima de una traición cuidadosamente maquinada por el coronel Jesús Guajardo y su jefe, Pablo González¹.
– Espérame un momento. ¿Quién fue el…. general…. Emiliano Zapata?
Hace muchos años, 1910, un campesino humilde del estado de Morelos, Emiliano Zapata se levantó en armas al iniciar la Revolución Mexicana, en demanda de “Tierra y Libertad”. Me contaron que de niño, Miliano como le decían, vio llorar a su padre que le arrebataron sus tierras y, juró luchar por la tierra para quien la trabaja. En esos momentos, me contaron, Emiliano lleno de coraje exclamó: “Cuando yo sea grande haré que te las devuelvan”, le dijo a su padre Gabriel.
Zapata nació en el pueblito de San Miguel Anenecuilco, Distrito de Villa de Ayala, en el estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879. Sus padres fueron muy humildes: Cleofas Salazar y Gabriel Zapata. A los 17 años quedó huérfano de padre.
Zapata tenía un gran bigote negro, ojos tiernos y firmes, vestía trajes de charro, usaba un gran sombrero y, le encantaba, cabalgar en su caballo azabache. Conocía todos los caminos del estado de Morelos y, guardaba, celosamente, papeles muy viejos, de la época del dominio español, que acreditaban la tierra para el pueblito que lo vio nacer: San Miguel Anenecuilco.
John, un estadunidense muy observador, me contó sobre ese pueblito:
“Situado a unos cuantos kilómetros al sur de Cuautla, en el rico Plan de Amilpas, del estado de Morelos, con sus casa de adobe y sus chozas de palma dispersas bajo el sol; en las laderas achaparradas que descuellan sobre el río de Ayala, Anenecuilco era, en 1909, una aldea tranquila, entristecida, de menos de 400 habitantes²”.
En ese año de 1909, Miliano, de 26 años de edad fue electo representante de su pueblo³. Inolvidable para los campesinos, aquel 12 de septiembre de 1909, porque fue elegido como Presidente de la Junta de Defensa de las Tierras de Anenecuilco. Duros fueron los años de la Revolución Mexicana. En ese tiempo, la mayoría de las personas vivían en y del campo. La mayoría eran campesinos sin tierras que trabajaban en las haciendas como peones. Don Porfirio Díaz llevaba muchos años en el poder y, permitía todo tipo de abusos en el campo, en las haciendas y en las fábricas. Otro estadunidense que vino a visitar nuestro país, llegó hasta Yucatán y, para sorpresa de todos, descubrió en las haciendas del henequén, a mexicanos esclavos y duramente azotados y castigados por los hacendados 4.
Un poeta de la Revolución escribió este verso:
Con la sangre del peón.
Cuajas el dulce pilón 5.
Por eso el grito de batalla de Emiliano Zapata fue: ¡Tierra y Libertad! Y solía decir:
“… sacrificaos si fuera necesario, que la Patria dejará caer sobre vuestra tumba un puñado de rosas”6.
Los sureños, como les decían a los campesinos del sur del país, al mando de Zapata lucharon muchos años porque les fueran entregadas sus tierras. Para lograr sus objetivos redactaron el llamado “Plan de Ayala”, donde decían claramente que su lucha era por la tierra y la libertad 7.
Después de 9 años de luchar por Tierra y Libertad, Zapata fue traicionado por el coronel Jesús Guajardo, que le escribió diciendo que se uniría a los zapatistas y les entregaría 12 mil cartuchos en la hacienda de Chinameca 8. En la mañana del trágico día 10 de abril de 1919, Zapata rondó la hacienda en su caballo y desconfiaba. Llevaba sombrero de palma ancho, par de espuelas, camisa, pantalón de charro sin adornos y una pistola 32 especial 9. Dudó. Pero a las 1:45 de la tarde, se acercó al casco de la hacienda que bien conocía. El mayor Reyes Ávila, testigo de los hechos me contó:
“Vamos a ver al coronel y que vengan nada más diez hombres conmigo”, dijo Zapata.
“El clarín tocó tres veces llamada de honor, y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo de empuñar las pistolas, los soldados que presentaban armas, descargaron dos veces sus fusiles y nuestro inolvidable general Zapata cayó para no levantarse más” 10.
Los traidores guardaron el cuerpo de Zapata en la hacienda y, luego, el cadáver lo llevaron a Cuautla para exhibirse y festejar que habían matado al libertador del sur. Un periodista inglés, me contó:
“Es completamente imposible imaginar qué sucedió entre los campesinos cuando se conoció el hecho. Sólo habiéndolo visto se puede tener una idea de lo que fue aquello. No crean que hubo muchas lágrimas. El dolor no explotó de esa forma. Hombres y mujeres curtidos por la guerra y por la miseria se miraban unos a otros en silencio y decían: ¡pobrecito ¡Pobrecito!”¹¹.
¿Te gustó esta Historia? Cuéntasela a quien tú quieras.
1 KRAUSE, Enrique, El Amor a la Tierra. Emiliano Zapata, México, FCE, Biografía del Poder 3, 1987, p. 121.
2 WOMACK Jr., John, Zapata y la revolución mexicana, México, S. XXI, 24ª ed., 2000, p. 1.
3 SOTELO Inclán, Jesús, Raíz y razón de Zapata, México, Ed. Etnos, 1943, p. 196.
4 TURNER, John Kennet, México Bárbaro, México.
5 PERDOMO, María Teresa, Ser y hacer de Rubén Romero, Morelia, UMSNH, 1985. p.23.
6 PIERRI, Etore, Vida, pasión y muerte de Emiliano Zapata, México, Editores Mexicanos Unidos, 2000, p. 191, p. 177.
7 Plan de Ayala. Facsímil del manuscrito. Centro de Estudios de Historia de México CONDUMEX, México, 1985.
8 CASASOLA, Gustavo, Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, 1900-1970, t. 4, México, Trillas, 3ª ed., 1992. Carta del coronel Jesús M. Guajardo aceptando la invitación a unirse a las fuerzas surianas. p. 1321.
9 Ibíd., p. 1322.
10 KRAUSE, Enrique, El Amor… Op. Cit., p. 121.
11 MAGAÑA, Gildardo, Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, t. V, México, INEHRM, Comisión Nacional
para las Celebraciones del 175 Aniversario de la Independencia Nacional y 75 Aniversario de la Revolución Mexicana, 1985.