El programa televisivo Full Frontal with Samantha Bee, famoso en Estados Unidos por su inteligente sátira política con perspectiva femenina, destacó una vertiente poco conocida del movimiento #MeToo: su impacto en el mundo de la animación.
Las artistas Megan Nicole Dong y Ashlyn Anstee, la directora Katie Rice y la directora de arte Paula Spence participaron en un segmento animado producido por un equipo de mujeres, en el que reflexionaron sobre cómo un grupo privado de Facebook para mujeres animadoras evolucionó hasta que lograr que Nickelodeon despidiera en 2017 al productor Chris Savino, debido a múltiples acusaciones de acoso sexual.
A pesar de muchos obstáculos, el grupo se unió y estudió detenidamente su constitución sindical para encontrar un lenguaje específico que pudieran usar (no había nada sobre el acoso sexual) y llevó a Savino a los tribunales por cargos de mala conducta.
La historia se cuenta de manera única a través de entrevistas en la cámara y en audio con algunas de las valientes artistas, Megan Nicole Dong, Ashlyn Anstee, Katie Rice, Cheyenne Curtis y Paula Spence, quienes participaron en la acusación contra Savino. Su historia se complementa con secuencias de animación porque, como explica Bee en la introducción, “es difícil seguir hablando de esta mierda: por eso les pedimos a algunas animadoras increíblemente talentosas que lo dibujen “.
De acuerdo con el sitio Vox, desde abril de 2017 más de 250 personas poderosas (celebridades, políticos, directores ejecutivos y otros) han sido objeto de hostigamiento sexual, agresiones u otras denuncias de conducta indebida. A quienes minimizan o juzgan innecesario ventilar el acoso con el fin de hacerlo visible hay que darles a conocer el caso de estas artistas. La dificultad que ellas tuvieron para levantar una denuncia específicamente por acoso es el principal obstáculo con el que suelen toparse las mujeres en el mundo laboral.
Tomando de referencia el informe del Banco Mundial titulado Mujer, empresa y la ley 2018, que en los últimos 10 años ha evaluado los obstáculos jurídicos a la actividad económica de la mujer, se puede constatar que en 123 países no hay leyes sobre el acoso sexual en el sector de la educación. En 59 no existen leyes sobre el acoso sexual en el lugar de trabajo. Asimismo, se calcula que más de 500 millones de mujeres en todo el mundo no cuentan con protección legal contra el acoso sexual en el trabajo. Es lo que sucede en 11 naciones de América Latina y el Caribe, incluidas Guatemala, Haití y Jamaica.
Un colectivo de reciente creación conformado por periodistas mexicanas levantó un sondeo para conocer cómo es la situación de acoso en su ambiente de trabajo. El resultado no es nada halagador.
De un total de 392 mujeres que respondieron a este cuestionario en línea creado por ¡PUM!, el 73 por ciento dijo haber vivido alguna situación de acoso sexual a lo largo de su vida laboral en los medios.
El respeto de nuestro cuerpo, de nuestra persona no puede ser usado como chantaje. No podemos seguir bajo estas condiciones. Se tiene que entender que el acoso es un delito y no un juego de niños. Tal como lo documentaron las artistas gráficas por medio de caricaturas que nos hacen llorar, pero de rabia y desesperación.