El miércoles terminan las campañas políticas que por su virulencia se han sentido eternas y agotadoras. Culminará el domingo en México un proceso electoral histórico por varias razones: una violencia que ha dejado más de 100 muertes de diversos actores políticos, entre ellos 47 candidatos, un puntero al que ninguna crítica o señalamiento ha parecido afectarle en las encuestas y la posibilidad de que ocurra una recomposición de las fuerzas políticas en la que los partidos tradicionales tendrán que pagar muchas facturas, si es que algo quedará de ellos.
Los ánimos ciudadanos se caldearon tanto, que hay quiénes decidimos dejar de expresar preferencias políticas en las reuniones de amigos mientras las aguas recobran su cauce. Mejor andar en zona Zen para evitar discutir y en el peor caso romper amistades añejas. La intolerancia ha sentado por ahora sus reales.
La dimensión del proceso electoral también será histórica: más de 80 millones de ciudadanos estamos llamados a las urnas para elegir presidente de la República, integrantes del Congreso, autoridades municipales y estatales en ocho estados y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
¿Qué nos queda hacer a los ciudadanos de aquí al domingo?. Primero calmar los ánimos. Pensar que toda nuestra intolerancia obedece al momento inédito que estamos viviendo. Tenemos que ir a las urnas a depositar nuestro voto para que luego no nos estemos quejando. Familia y amigos son lo más importante que tenemos. Y tener presente que aunque estamos llenos de chapulines, los cargos tienen tiempo de caducidad. Esperar también que todas las autoridades electorales estén a la altura del inédito reto.
No nos dejemos amedrentar por nada ni nadie. En las urnas estaremos solos y solos emitiremos nuestro voto que es finalmente lo único que cuenta y decide. ¿López Obrador, Meade o Anaya? Solo hasta la noche del domingo sabremos quién será el hombre que tendrá el reto de llevar las riendas de este país hoy afectado por la violencia, el descrédito de sus políticos, la depauperización de su clase media y retos externos como el violento vecino del norte.
Calmados. Ya falta poco. El próximo domingo sabremos por quién y porqué votamos y quién o quiénes tendrán que rendir cuentas y pagar los platos rotos, y si le atinaron las encuestas. No nos quedará como ciudadanos más que apoyar a quien hayamos electo. México se merece en verdad cosas buenas y ya basta de tanto encono.