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«EL VERDADERO NORTE»: Canadá, el nuevo sueño americano

Mauro era fotógrafo de un periódico en la Ciudad de México y ahora trabaja, sin papeles, en el sector de la construcción de Toronto. María laboraba en la industria cinematográfica nacional y hoy ofrece servicios de relajación holística para canadienses y personas de origen asiático o latino. Cobra en “cash” porque tampoco tiene un permiso de trabajo. Ambos entraron a Canadá como turistas pero con la intención de quedarse y buscar una nueva vida. Al igual que ellos, decenas de mexicanos se han aventurado en el Verdadero Norte. Se trata de un fenómeno migratorio reciente, casi imperceptible, que ha ido creciendo. Jóvenes profesionistas de clase media que insatisfechos con sus trabajos, desesperados por la falta de oportunidades o desesperanzados por la situación económica y social de México han decidido dejarlo todo, arriesgarse y “probar suerte.”

Desde la eliminación de la visa para turistas mexicanos el 1 de diciembre de 2016, habían estado entrando a Canadá a cuentagotas. A un año de distancia, grupos de abogados han comenzado a capitalizar esta creciente demanda y a lucrar con la necesidad. Ofrecen trabajo (ilegal) y hospedaje a cambio de dinero. Algunos cobran desde 500 dólares; otros piden mil dólares por persona. Los interesados deben costear su boleto de avión, tramitar y pagar su ETA (Electronic Travel Authorization) y hacerse cargo de su comida. Reciben un breve entrenamiento para que sepan cómo responder ante el oficial de migración y no mostrar nerviosismo. Están arribando por grupos de hasta 6 personas por vuelo. Pasan por ellos al aeropuerto y los llevan al lugar donde pernoctarán. Los trabajos son en construcción y limpieza.

Muchos otros mexicanos que han intentado hacer lo propio no han corrido la misma suerte. En promedio cada vuelo que despega de Canadá a México lleva de regreso entre 6 y 8 deportados. Se trata de gente que trató ingresar a este país pero no pudo comprobar itinerario de viaje, boleto de avión de regreso ni solvencia económica para pagar gastos de hospedaje y comida. Algunas escenas son dramáticas. En Vancouver un mexicano que iba vestido de traje fue llevado al área de revisión. Los agentes migratorios le encontraron herramienta de trabajo. Su intención era ofrecer trabajos de albañilería. Mientras eso sucede en el mundo real, en los grupos de Facebook de la comunidad mexicana no falta el día en que nuevos usuarios escriban desde México para manifestar su deseo de venir a trabajar a Canadá aunque sea “por debajo del agua.” Algunos lo logran y lo celebran compartiendo fotografías cuando ya están en Toronto, Vancouver o Montreal, principales destinos de llegada.

Tras la eliminación de la visa, Canadá no solo se convirtió en un destino de ensueño sino también en el nuevo sueño americano para muchos mexicanos. La medida que permite visitar el país por un máximo de 6 meses no da derecho a trabajar durante ese periodo. Se prevé que 2017 cierre con la entrada de alrededor de 360 mil viajeros provenientes de México, cifra que contrasta con los 252 mil registrados el año pasado y los 123 mil registrados en 2010, un año después de imponerse el requisito. Sin embargo, las deportaciones se dispararon a 3 mil tan solo este año y las solicitudes de refugio a mil cuando en 2015 solo fueron 257 peticiones.

El requisito de visa fue impuesto en 2009 por el gobierno conservador del Primer Ministro, Stephen Harper, debido al incremento de mexicanos que viajaban a Canadá como turistas y que al pisar el país clamaban por refugio. El fenómeno alcanzó las 9 mil solicitudes a mediados de ese año por lo que el gobierno consideró insostenible la situación, ya que procesar y atender cada caso le representaba un gasto de 15 mil dólares.En esa época nuestro país se convirtió en el primer expulsor de ciudadanos que buscaban asilo en Canadá por encima de países en guerra o crisis humanitarias.

Lo lamentable fue que la mayoría de los casos eran mentira. Como sucede ahora, grupos de abogados buscaron aprovecharse del sistema canadiense de refugio y asesoraban a la gente para que inventara historias sobre persecuciones políticas, violencia intrafamiliar o amenazas de muerte del crimen organizado. A cambio de altos honorarios llevaban los casos y los apelaban si era necesario. A la espera de una resolución, sus clientes gozaban de vivienda económica, un cheque por 800 dólares, clases de inglés o francés gratuitas y transporte sin costo. Muchos de esos beneficios los mantendrían en caso de ser aceptados como asilados.

En la actualidad, el Partido Conservador insiste en volver a imponer la visa a los mexicanos debido al incremento en la solicitudes de refugio. Extraoficialmente, ha trascendido que si la cifra alcanza en un año las 3,500 peticiones, el requisito se impondría de nuevo. No hay que pasar por alto, que sectores conservadores se afanan en estereotipar a los mexicanos como criminales y abusivos.

La eliminación de la visa fue una promesa de campaña del hoy Primer Ministro, Justin Trudeau para reactivar las relaciones entre México y Canadá que habían caído al nivel más bajo de sus 70 año de historia. Hoy el acercamiento entre ambos países se debe no solo a la política de puertas abiertas que ha incrementado el turismo sino también a la renegociación del Tratado de Libre Comercio. No obstante, el silencioso fenómeno migratorio se está convirtiendo en una peligrosa bomba de tiempo que podría trascender en un nuevo conflicto diplomático.

 

 


Gabriel Ramírez. Periodista mexicano en Canadá.

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