Hay elecciones en 2017 y 2018; los incrementos a los precios permitirán al actual gobierno tener recursos.
Hace unas semanas, en noviembre, durante el festejo del Día de la Armada, Enrique Peña Nieto aseguró que no había acercamiento con el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump. El diario El Universal había publicado que Luis Videgaray habría establecido contacto con el equipo más cercano al próximo mandatario estadounidense y calificó la versión de “especulaciones sin sustento”.
Las versiones periodísticas del rotativo y otros medios y columnistas se comprobaron ayer cuando el presidente Peña nombró como canciller a Luis Videgaray, a quien se identificó como el promotor de la visita del candidato republicano a la Casa Blanca (la de allá) y que significó el repunte que le permitió ganar la elección.
La llegada de Videgaray significa insensibilidad, si no, menosprecio del presidente a la opinión pública. Si bien sus niveles de popularidad son los más bajos desde que ésta se mide en México, su visión de lo que sucede en las calles del país que gobierna le es ajena.
Enrique Peña Nieto determinó sacar de su gabinete a Claudia Ruiz Massieu, quien ocupaba la Secretaría de Relaciones Exteriores y que se opuso terminantemente a la visita de Trump.
Algunas fuentes señalan que fue la canciller la única que le reclamó al republicano sus ofensas a los mexicanos que viven en EU. A Ruiz Massieu le faltó algo: renunciar al cargo cuando pudo hacerlo para demostrar que no todo el gabinete presidencial estaba en la misma sintonía que el presidente y su secretario de Hacienda.
Además, la política de comunicación del gobierno federal volvió a fallar no sólo por justificar el nombramiento de Videgaray, sino que al tratar de explicar los motivos del “Gasolinazo”, empeoró la percepción de por qué se tomó la medida.
Dice el presidente que pide la comprensión ante tan dolorosa decisión pero que, si no se actuaba hoy, mañana sería más doloroso.
Al tratar de desmarcar a las Reformas Fiscal y Energética como el génesis de las actuales alzas, el mandatario sólo confirmó que sus reformas no han operado, ni lo harán ya, en favor de la mayoría de los mexicanos.
Los incrementos anunciados los primeros días de este año –alza a luz, gas, gasolinas– servirán para que el gobierno tenga recursos y poder ganar las elecciones del 2017 en Nayarit, Coahuila y estado de México.
Lo peor de la crisis vendrá no en el 17 ni en el 18, sino que estas alzas servirán para que el actual gobierno tenga recursos, reitero, para no salir tan mal (es un decir) y postergar el verdadero infierno a la administración que comenzará en 2018. Ya verán que así ocurre.