«METAMORFOSIS»: AMLO, un príncipe en Palacio Nacional - Mujer es Más -

«METAMORFOSIS»: AMLO, un príncipe en Palacio Nacional

AMLO afirma que no vivirá en Los Pinos porque es mucha “casa” para él. 

Al igual que todos los políticos que aspiran gobernar nuestro lastimado país, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador, anuncia con fingida humildad que de ganar la Presidencia del México en 2018 no vivirá en Los Pinos porque es mucha “casa” para él, pero sí lo hará en Palacio Nacional, donde el fantasma de Don Benito Juárez García, su máximo ídolo, deambula de habitación en habitación como lo hiciera cuando gobernó esta nación. Pero el Benemérito de las Américas ocupó sólo una habitación del ala norte de ese histórico inmueble, donde murió el 18 de julio de 1872.

 

En 1861, después del triunfo liberal en la Guerra de Reforma, Juárez ocupó oficialmente la Presidencia de la República y estableció su residencia familiar en Palacio Nacional. Para ello mandó acondicionar el espacio que durante los primeros años de la época colonial había servido para las caballerizas del conquistador Hernán Cortés. Pero la estadía no duró mucho.

 

En 1863, el Presidente Juárez abandonó la capital ante el embate de las tropas francesas invasoras y se dirigió al norte. Fue hasta el triunfo de la República, en 1867, cuando regresó a ocupar aquellas habitaciones que, durante el gobierno de Maximiliano de Habsburgo, habían sido destinadas al intendente del Palacio Imperial. Juárez vivió ahí con su familia hasta el día de su muerte.

 

Nada tendría de malo que el presidente nacional de MORENA y ya casi tres veces candidato a la Presidencia de la República viviera en Palacio Nacional, si llegase a ganar las elecciones del 2018. Lo incongruente es que el humilde candidato –no hay  otro en su partido– pretenda cambiarse de una casa en condominio en la delegación Tlalpan a un inmueble que con el paso del tiempo se ha convertido en un verdadero palacio, donde reina el lujo y el dispendio; un insulto ante tanta pobreza extrema.

 

¿Acaso pensará llevarse la hamaca y colocarla al lado de la habitación que aún conserva la cama y muebles que usó en ese lugar el indígena oaxaqueño? Vivir en la “justa medianía” de la que hablaba Juárez, ha sido sistemáticamente el discurso que el tabasqueño ha pregonado a lo largo y ancho de nuestro país por más de 15 años. ¿Habrá cambiado de opinión?

 

Con esta declaración, Andrés Manuel López Obrador entra al círculo de quienes han caído en la “La Hoguera de las Vanidades” al querer gobernar como un príncipe desde su Palacio, donde todas las mañanas podrá asomarse por una de las tantas ventanas para ver a sus lacayos que, con rostro triste por la frustración de no tener un empleo, caminan anunciando sobre sus espaldas con un recorte de papel pegado a sus ropas su triste desgracia.

 

El Palacio Nacional, ubicado en el primer cuadro de la Ciudad de México, ha servido para que en las últimas décadas los ex presidentes de México, entre ellos el más aborrecido por López Obrador, Carlos Salinas de Gortari, ofrezcan elegantes fiestas a la clase política del país que acude a rendirle honores al Mandatario en turno. ¿Se acabarán esas celebraciones?

 

 

¿Terminará también con los festejos del Grito de Independencia desde el balcón presidencial, donde, antes de asomarse, el Jefe del ejecutivo camina entre nubes, rodeado de guardias presidenciales de rostro adusto y recibiendo halagos de sus más cercanos súbditos que lo vitorean clamando su gran estatura de estadista mientras el país se hunde en la miseria, la desigualdad social y la violencia?

 

¿López Obrador transformará el Palacio Nacional en un inmueble austero, humilde, sencillo? ¿Mandará a hacer una “limpia” con los chamanes que trabajan a un lado de la Catedral Metropolitana para sacar las “malas vibras” que han dejado los políticos de la “mafia del poder” que tanto han dañado al país y a quienes, de poder hacerlo, los quemaría en leña verde? ¿Caminará, como dice, libremente por las calles sin seguridad presidencial y entremezclándose con los plebeyos? ¿Evitará, como también lo ha dicho, gastar recursos en viajes al extranjero para socializar con mandatarios de otros países porque la globalidad no le interesa?

 

¿Usará aviones comerciales para desplazarse de un lado a otro del país y venderá el avión presidencial para ocupar ese dinero en combatir la desigualdad que tanto lastima a quienes la sufren? No lo creo: el líder de MORENA aceptó las prerrogativas que tanto criticó a los partidos políticos y viajó a Europa con dinero de nuestros impuestos sin ser Presidente. Ahora sí se sabe de dónde vive.

 

Andrés Manuel López Obrador ya está dentro de “La Hoguera de las Vanidades” y sueña con ser príncipe y vivir en un Palacio Nacional. 

 

 

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