«COLUMNA INVITADA»: Obesidad infantil, un problema que nace en casa - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA»: Obesidad infantil, un problema que nace en casa

Los niños no desayunan por pretextos como: no les gusta o no les da tiempo. 

Hace un par de semanas comentaba en este espacio sobre la falta que nos hace movernos más, activarnos físicamente. Y hacía referencia al hecho de que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, México tiene el no muy honroso primer lugar mundial en obesidad infantil. No es nada raro, si consideramos que una cuarta parte de nuestros chiquitos no consume ni una sola fruta al día y una tercera parte no consume verduras. Es decir, no consume ni una verdura al día, a pesar de que 90% de las mamás cree que la dieta de sus hijos es saludable.

 

En un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México en noviembre del 2015, en el que se entrevistó a 476 niños y jóvenes estudiantes de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) y a sus mamás, en 19 ciudades de la República Mexicana pudimos conocer algunas de las razones que han derivado en este importante problema de salud personal y pública.

 

Aunque 64% de las mamás manifiesta conocer el plato del bien comer (este que señala que en cada comida se deben incluir alimentos de tres grupos básicos: frutas y verduras, leguminosas y alimentos de origen animal y cereales), no parecen estar siguiendo las recomendaciones del mismo a la hora de definir los alimentos que ofrecen a sus hijos y, por lo tanto, nuestros niños tienen dietas muy elevadas en carbohidratos (provenientes de alimentos procesados, harinas y azúcares refinadas) y muy pobre en frutas y verduras, fuentes principales de fibra, vitaminas y minerales.

 

Resulta alarmante que, aun cuando tres cuartas partes de las mamás reconocen que el desayuno es el alimento más importante del día, uno de cada 10 niños no toma desayuno antes de salir de su casa. Las razones: “no les gusta”, “no nos da tiempo”. En este sentido, el “lunch o almuerzo escolar” se convierte en todo un tema. A cerca del 18% de los niños no les preparan un lunch en sus casas, lo que se traduce en que les dan dinero para que compren comida en la escuela, que normalmente es rápida “cuasi chatarra”: quesadillas, tacos, tortas (35%), frituras (24%), agua de sabor (14%).

 

Nuestros niños acostumbran comer colaciones entre las tres comidas principales, lo cual, con base en la recomendación de los nutriólogos, es correcto (pasan muchas horas entre el desayuno y la comida o la comida y la cena). Lo malo no es que tomen una colación, lo malo es que toman como colación: cereales (21%), pan o pastelillo (18%), barrita energética (9%). Sólo uno de cada tres llega a consumir una fruta como colación.

 

Lo realmente preocupante es que las mamás sienten que la alimentación de sus hijos es saludable y reconocen la importancia de equilibrar los grupos de alimentos; sin embargo, parecen no saber cómo traducir la información con que cuentan en conductas que favorezcan una mejor nutrición de los niños y jóvenes de hoy.

 

Como ya anticipaba, una cuarta parte de los niños y jóvenes participantes en el estudio no consumen ni una fruta al día, pero cerca de la mitad consumen una o dos (bastante menos de lo recomendable). En el caso de la verdura ocurre algo muy similar, pero es que los hijos “son muy melindrosos para comer. ¿Quién los habrá hecho así?, si normalmente las mamás preparan lo que saben que les gusta a sus hijos para no batallar con ellos a la hora de la comida (70%)”.

 

La dieta de nuestros niños es rica en proteína: 46% consume entre 3 y 5 porciones diarias y 19% consume más de 5 porciones. En el caso de los cereales 76% consume más de tres porciones al día de este tipo de alimentos. Lo que nos parece realmente grave es el consumo de bebidas azucaradas: 53%, sí, más de la mitad de nuestros niños, consume 8 o más porciones al día de bebidas azucaradas (lo que seguramente cubre los requerimientos calóricos de estos chiquillos, con un valor nutrimental francamente muy pobre).

 

¿Qué hacer entonces? Pareciera que tener la información y orientar no es suficiente. Necesitamos encontrar los detonadores que lleven a las madres de familia a actuar conforme a la información con que cuentan y, desde luego, a mejorar la calidad y comprensión de la información que ya tienen. El sobrepeso y la obesidad no son solamente un problema de salud pública, se empiezan a convertir en un serio problema económico para países como el nuestro.

 

Hagamos consciencia, empecemos cada uno de nosotros en nuestro hogar con medidas sencillas pero efectivas: agua simple para beber (que además es mucho más barata), frutas y verduras en lugar de pastelitos y comida chatarra, una dieta equilibrada rica en alimentos de todos los grupos, un lunch escolar preparado en casa, un desayuno nutritivo y suficiente todos los días.

 

Procuremos que nuestros hijos se muevan, que dejen la televisión y los gadgets, y aprovechen su niñez. Acompañémoslos y juguemos con ellos, bailemos, cantemos aunque sea sólo unos minutos al día. Asegurémonos de que tienen una dieta balanceada y, aunque nos cueste trabajo, hagámoslos menos melindrosos. Sus corazones lo van a agradecer.  

 

Mercedes Poiré. Participó directamente en la conformación del Centro de Opinión Pública de Laureate México, departamento que actualmente dirige y que fue creado en febrero del 2012, con el objetivo de realizar proyectos de investigación aplicada sobre temas de interés público, relacionados con las disciplinas que se imparten en las Universidades Laureate en México: UVM y UNITEC. Tiene una Licenciatura en Administración por el ITAM y diplomados por el ITAM y el ITESM. Actualmente cursa un MBA por Laureate y el diplomado en finanzas corporativas del ITAM. 

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