- Autora del Ilusionismo, técnica singular
Por: Cut Domínguez
@cut_dominguez
Conversar con Patricia Briceño es transitar por un sendero de color y hechizo, es recibir una lluvia de pinceladas ilustrativas y puntuales sobre su quehacer plástico. Lo primero que llama la atención es su voz dulce y clara, cuyas emociones asoman a flor de piel; mismas que contagian optimismo, fuerza de espíritu. Sin gesto de gran artista, ciertamente lo es, habla no sin antes señalar: “Pregunta cualquier cosa, aunque debes saber que la pintura es la manera como expreso mis sentimientos y emociones”, dice con una mueca de agrado.
A los tres años, ya se notaba su creatividad pues dibujaba parejas (mujer-hombre) de perfil. Entonces practicar el dibujo era divertido, “sublime”, menciona. Más tarde, estudió y obtuvo diplomados en tallado de madera, acuarela y pintura al óleo, con los respectivos reconocimientos de la Secretaría de Educación Pública; posteriormente, por recomendación de una amiga, fue aceptada como oyente en la clase del Maestro Jorge Chuey quien impartía arte abstracto. Enfática destaca: “Mi tenacidad e interés lograron ser aceptada en el taller de Luis Nishisawa, ilustre Maestro, Doctor Honoris Causa de la UNAM y Medalla Bellas Artes (2013), entre otros galardones, donde aprendí a realizar pinturas, soportes y técnicas milenarias, como temple y encáustica”, evoca.
Hizo una recomposición histórica de su trabajo de una manera sencilla y apacible. No solo dialogaba con gentileza y buen trato, sino también con sus pequeñas y níveas manos harto expresivas.
Escuchar a Patricia Briceño Duarte, una mañana de sol absoluto y cielo azuloso, es, de igual modo, evocar su paso como alumna con expertos en grabado y dibujo, entre otras técnicas. ¿Ya se tiene este valioso acervo y luego qué pasa? Mueve la cabeza en señal de afirmación. Ahora festeja la plática con una sonrisa tenue pero franca. “Durante nueve años dirigí una escuela de pintura en tela y participé en algunas revistas, también formé un grupo de niños a quienes les di clases de artes plásticas; fue una bella experiencia, excelente proceso”, relata.
Me hizo recordar a Graham Green quien alguna vez dijo: “Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, o los que no pintan o componen música, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror, pánico inherente a la condición humana”.
Los minutos trotan con ligereza entre las paredes de un luminoso y concurrido restaurante del sur de la Ciudad de México. Quien también fuera alumna de José Guadalupe Uribe (uno de los grandes profesores de la antigua ENAP hoy FAD, Facultad de Artes y Diseño, ambas de la UNAM), señala al naranja, azul, amarillo, coral y verde; todos ellos colores vivos, como sus favoritos. “De igual forma, el figurativo y el abstracto son los temas que más me apasionan”, destaca.
El de la pluma llevaba una libreta de notas y una mini grabadora, mismas que me apoyaron para sumergirme en una charla con la elocuencia de la Maestra Briceño Duarte. Recordamos a Oscar Wilde cuando dijo que el talento es un 10 por ciento de inspiración y un 90 por ciento de transpiración. ¿Estás de acuerdo con este dicho?”, cuestiono. “Sí, siempre y cuando la transpiración vaya empapada de emociones”, contesta segura. Antes de pasar a otro asunto, pensé: “Esta mujer es vehemencia pura, entusiasta al cien”.
¿Eso es todo? No. Venía Lo mejor. Exhibe un semblante de franco arrebato, luego expresa: “Tengo ya doce años desarrollando una técnica a la que he llamado Ilusionismo, de la cual nace la magia que genero cuando hay esa unión entre mente, cuerpo y espíritu”.
Mide cada palabra, cada expresión. Sigue. Está convencida de la falta de docentes que enseñen a dibujar y a utilizar los diferentes tipos de pintura, su manejo; así como aplicarlo en la obra. De modo que la formación sea lo más completa posible. Señala El Alquimista, de Paulo Coelho, como su libro preferido, abierta opositora de la hipocresía y decidida defensora del respeto a la mujer. “Admito que de morir me gustaría ser pintora y admiro a las mujeres de este hermoso arte luchadoras contra la discriminación”, concluye.