Hay tantas necesidades en estos momentos y claro que hay prioridades: rescatar víctimas y cualquier acción que salve vidas, conservar la seguridad y la salud, más las necesidades de alimentación, hidratación y cobijo de quienes han perdido sus viviendas.
Nadie duda de esas necesidades, luego hay otras que se vuelven menos evidentes, como son las necesidades emocionales. Esto también pasa en condiciones más habituales.
Las personas damnificadas pasan por un gran estrés y angustia y requieren o sería muy recomendable recibir los primeros auxilios psicológicos para lidiar con el shock. Posteriormente irán enfrentándose a la necesidad de ir elaborando pérdidas de diferentes niveles, de seres queridos o de sus viviendas, para lo cual también es útil recibir este apoyo.
Diversos grupos profesionales de la psicología han salido a ofrecer estos servicios en estos momentos. Es paradójico porque ahora diría que somos más los que ofrecemos que los que los reciben. Porque los psicólogos y otros servidores alrededor de los damnificados saben que se requiere, pero no todos los necesitados lo consideran por el momento. Creemos que la oferta del servicio y la aceptación de la ayuda se irá armonizando en los siguientes días.
Es importante subrayar que en esta crisis la atención no solo la requieren las personas damnificadas. La crisis nos cubre a todos en diferentes grados. Primero, los más necesitados, pero es fundamental cuidar también a los que cuidan: rescatistas, voluntarios y servidores públicos también viven un fuerte impacto emocional y requieren de apoyo.
*Con información del ILEF.