Por. Alfonso García Pérez
Cuando yo afirmo que Jesús Evaristo Sánchez Sánchez es uno de los más grandes científicos del hemisferio occidental, en esta era industrial, muuuy poc@s me van a creer o entender. El hecho es que, la única ciencia en la que México es vanguardia a nivel mundial es la Historia, con sus variantes Arqueología y Antropología.
La virtud mexicana es la imaginación para la reconstrucción mental a paisajes urbanos o a hilos de acontecimientos, a partir de una astilla de hueso, de un rabito de cerámica, o de muestras de estratos de suelos un poco más salinos o más húmedos, independientemente de que nuestra academia también domina a las mejores y más avanzadas metodologías, técnicas y tecnologías.
Los principales marcos teóricos para las ciencias sociales, el Materialismo Histórico (Marxismo puesmm) y el Estructuralismo – Semiótica (la derecha foucoltiana – greimaisiana), hubieron de prosperar y de concretarse en la academia mexicana. Por eso Jesús Evaristo y Linda Manzanilla Naim fueron llamad@s a encabezar estudios arqueológicos en Egipto y en Israel, o por eso algunos equipos de México cubrieron a los trabajos arqueológicos en Tebas Egipto, en Magdala Palestina, y en los vestigios submarinos en India y en Sri Lanka.
Román Piña Chan y Eduardo Matos Moctezuma, sorprendieron y revolucionaron al pensamiento humano al publicar Prehistoria de América, edición INAH, en la cual dejaron claro que las primeras migraciones que poblaron a América no fueron desde Alaska, sino que arribaron en balsas a las costas de Chile durante la era de hielo. Claro, citaron, sistematizaron, aplicaron e interpretaron a las principales y las más avanzadas investigaciones. La ruta fue desde Nueva Guinea y el norte de Australia, hasta los archipiélagos y las islas que, en los años 20 mil antes de Cristo, proliferaban en el océano Pacífico, debido a que los niveles de los mares eran más bajos, gracias al frío de esa era glacial.
Así se explican los vestigios humanos y los petroglifos de 20 mil años en Brasil (Piedra Furada), la aldea de Monte Verde en Chile (14 mil años), los vestigios en el desierto de Atacama (donde después prosperaron las momias más antiguas del mundo), así como en San Lucas y en Ñuapua-Chaco, de Bolivia (9 mil a 10 mil años), y a la huella humana de 20 mil años en Osorno al sur de Chile, todo más antiguo que los vestigios gringos de Clovis y que toda la zaga que “bajó” desde el estrecho de Bering.
Y obvio, a Caral, la gran ciudad peruana con 4,600 años, tan antigua como la esfinge y como las pirámides de Keops o Kefrén en Egipto.
Además, estos dos arqueólogos mexicanos explicaron cómo los primeros americanos emigraron desde Sudamérica hasta Mesoamérica, y cómo en México, entre los milenios V y IV antes de Cristo, fueron casi exterminados y mestizados por los caníbales mongoloides de herencia esquimal.
¿Pero cómo le hicieron para darnos toda esta detallada película, en tecnicolor y 3D, a partir de tan pocos elementos? Pues a ese milagro intelectual me refiero.
El arqueólogo y maestro en lingüística Jesús Evaristo, nos explica en el video: “La Almena de Tlahuizcalpantecuhtli”, a partir de un pequeño “letrero” teotihuacano que descubrieron bajo unos montones de tierra de un edificio totalmente derruido, como era el edificio y las funciones que éste tenía, y que no era religioso, sino más bien administrativo para el sistema de aguas y de drenaje de la gran ciudad. Otra gran reconstrucción mental y otro milagrito intelectual. Por eso a Chucho Evaristo le dieron una de las chambas con pocos elementos sobrevivientes: el estudio interdisciplinario al Cerro de la Estrella, en hoy Iztapalapa, Ciudad de México, de 2003 a 2009.
Gracias a estos estudios, que coronaron a varios anteriores de las y los investigadores más avanzad@s, sabemos que:
a) En los años 300, expedicionarios teotihuacanos fundaron en las faldas del hoy llamado Cerro de la Estrella, a una comunidad agrícola, para convertir en un vergel y en un mega granero a esta depresión pantanosa y súper fértil, por lo cual, con los siglos, construyeron, para su máximo aprovechamiento, a: canales, terrazas, acueductos, exclusas, silos, graneros, edificios administrativos y pirámides.
b) Está enterrada, bajo el escenario para la Pasión de Cristo, en la falda poniente del Cerro de la Estrella, una gran pirámide teotihuacana idéntica a la de la luna, y que fanáticos católicos se oponen a que sea restaurada.
c) Desde el Mar Interior se observaba al pico torcido de este cerro, y que fue la identidad de esta comunidad agraria, que llegó a ser una ciudad de decenas de miles de habitantes, llamada “De la corva o la joroba”, debido a la forma del cerro que le distinguía visualmente, y no por una connotación religiosa.
d) En los años 600 y 700, durante el colapso ecológico – económico de Teotihuacan y de las ciudades – Estado a ésta federadas, llamado Período Epiclásico, solo sobrevivió Culhuacan – Cerro de la Estrella, gracias a su clima privilegiado, sin sucumbir a la barbarie coyotlatelca, sino tan sólo a una moderada y gradual decadencia epiteotihuaca, hasta que parcialmente resucitó en la cultura tolteca en el siglo IX D.C., resistiendo a las invasiones de la gran potencia post-teotihuaca Xochicalco, y a algunos ataques de salvajes chichimecas, así como de los pseudo toltecas Xolotl y Nopaltzin en el siglo XIII.
e) Culhuacan es la génesis y el antecedente para las culturas Acolhua (Texcoco) y mexica. No hay Aztlán foráneo.
f) Los primeros ejidos de México fueron fundados por Emiliano Zapata, en Culhuacan, debido a que se trata de una de las tierras más fértiles del país.
g) El “Templo del fuego nuevo” es una obra insignificante comparada con el resto de las instalaciones económicas. Fue construido alrededor del año 950.
Y todo esto fue una reconstrucción intelectual a partir de pocos vestigios sobrevivientes a 1700 años de poblamiento continuo, que destruyó, cultivó, y construyó por encima de estas difusas evidencias.
A modo de un segundo y definitivo informe sobre estos trabajos del Proyecto de Investigación Antropológica del Cerro de las Estrella, PIACE, que integró a historiadores, antropólog@s, arqueólog@s, geolog@s y biólog@s, el INAH acaba de publicar el libro: UIXACHTECATL, HISTORIA DE UN FUTURO INCIERTO. Memoria del PIACE, coordinado por Jesús Evaristo.
Me preocupa que, aunque quizá sea ésta la investigación más avanzada del INAH en lo que va de este siglo, no le da relevancia ni publicidad. Pero yo si la recomiendo.