Un presidente en campaña en otros países es algo normal. ¿Debería serlo en México?
El PRI celebró 88 años de su fundación.El escenario fue propicio para que Enrique Peña Nieto regresara a lo que mejor sabe hacer: campaña.
Ya, desde hoy, pronosticó que su partido ganará las tres gubernaturas en juego: Nayarit, Coahuila y Estado de México.
El Primer Priísta del País ya descalificó a la oposición. Afirmó que un triunfo de Acción Nacional o de MORENA (el PRD ya no existe en la mente política del presidente) sería un retroceso. No están capacitados para gobernar, dice el mexiquense.
Por ello, desde el gobierno federal, con ayuda del estatal, en el EDOMEX desde muy temprano acordaron con los liderazgos locales del PAN y del PRD oponerse a una alianza que llevara a Josefina Vázquez Mota o Alejandro Encinas como abanderado.
Cuando parecía que esa coalición fraguaría, salió a la luz la entrega de casi mil millones de pesos a una agrupación, Juntos Podemos, que preside Vázquez Mota y que tiene insolvencias en la operación de los recursos que debieron entregarse a migrantes mexicanos con residencia en los Estados Unidos. Son datos de la Auditoria Superior de la Federación de que existen esas inconsistencias.
Publicidad y programas federales están muy presentes hoy en el estado de México. El gobierno federal se dividió la entidad en regiones para que cada uno de los titulares del gabinete presidencial, y también del ampliado, hagan llegar sus recursos a los potenciales electores mexiquenses.
El gobierno estatal replica la operación. Cada secretario del gabinete está encargado de una región de la entidad y, además, aunque hay falta de pago a empleados de varias dependencias desde noviembre, se están contratando a “operadores” del PRI para llevar los programas sociales, de salud, vivienda y desarrollo económico a los comités seccionales priístas.
Acción Nacional y el PRD saben de esto, pero su cercanía con el régimen los mantiene callados.
De facto, Enrique Peña se ha convertido en el coordinador de campaña de su primo Alfredo del Mazo.
La entrada del presidente Peña Nieto a la campaña para elegir gobernador no debe significar una mala noticia para los adversarios del PRI, principalmente porque denota la debilidad del candidato Del Mazo.
También es una oportunidad para que el presidente Peña junto con la candidata Vázquez expliquen el motivo por el cual el gobierno peñanietista entregó mil millones de pesos para “ayudar” a migrantes mexicanos con residencia en Estados Unidos a los que ya dejó botados la panista.
Un presidente en campaña en otros países es algo normal. Debería serlo en México. Y más si ese presidente es corresponsable de lo bueno y lo malo que ha ocurrido en los últimos 12 años en la entidad en la que habrá comicios.
Peña Nieto y todo el poder del Estado, junto con sus aliados del PAN y del PRD, impedirán a toda costa el triunfo de Delfina Gómez, triunfo en el que ven su anticipada derrota ante Andrés Manuel López Obrador.
