Cotidianamente decimos que las encuestas mienten.
Pero los fracasos en los pronósticos del voto nos obligan a pensar que tal vez la mentira habita en los encuestados.
Más allá del cuchareo que atribuimos a sondeos adversos a nuestros deseos, están las fallas de calibre internacional y la cereza del domingo anterior: Costa Rica.
Ahí las encuestas daban por ganador al evangélico Fabricio Alvarado. Pero él perdió por ¡20 puntos! ante el oficialista Carlos Alvarado, que sumó al 60 % del electorado.
La lección costarricense nos obliga a pensar en nuestra posible condición de votantes de clóset.
Porque en los ambientes políticamente correctos, pueden inhibirse los afines a Meade.
O acaso los cuestionamientos oficialistas generen una extrema discreción en los potenciales apoyos de AMLO, Anaya o Margarita.
Quizás el escarnio hacia los candidatos propicia que los electores de clóset se disfracen de indecisos. Y que sólo el primero de julio sabremos quién tenía más votantes secretos.
Ivonne Melgar. Reportera todo terreno, va de la crónica de la vida comunitaria a la columna política. Militante en la defensa de las libertades democráticas, feminista, fanática del bolero y de los gatos. Cree que la maternidad debe ser una historia elegida y que la felicidad y el amor son una apuesta en construcción permanente.