sábado 04 mayo, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

No es “caballerosidad”, es paridad

Por. Berenice Vásquez S.

Desde que se dio a conocer la virtual precandidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México de Clara Brugada, se desató una ola de comentarios misóginos y machistas, carentes de conocimiento sobre lo que es la constitucionalidad de la paridad de género, uno de los más importantes derechos político-electorales de las mujeres.

Y es que no fue nada sencillo ni al interior ni al exterior del partido guinda explicar y entender cómo el segundo hombre (el primero fue el tabasqueño Javier May con el 51.2 por ciento) mejor posicionado en las encuestas quedaría fuera de la contienda electoral.

Incluso, durante la presentación de los resultados de las encuestas, el líder nacional de Morena, Mario Delgado, lo explicó, aunque de manera escasa.

“En el caso de los hombres de que ganen la encuesta, de que sean los mejor posicionados, no garantiza que vaya a ser el precandidato, hasta que se aplique la regla de género. En el caso de que las mujeres ganen la encuesta, sean las mejor posicionadas, de manera automática serán las precandidatas”, dijo Delgado.

Una vez que se dio el resultado para la CDMX, por la madrugada, comenzaron a circular las frases enalteciendo la “caballerosidad” de Omar García Harfuch, quien a pesar de haber obtenido el 40.5 por ciento de las preferencias en la encesta -contra el 26.7 por ciento de Brugada-, el partido guinda aplicó la regla de paridad de género y asignó la precandidatura a la exalcaldesa de Iztapalapa, al ser la mujer más competitiva, de entere los segundos lugares.

Las expresiones que demeritaron este mandato avalado por el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), las pudimos ver en titulares de medios de comunicación, comentarios de reporteros y periodistas, y personajes políticos, entre muchos otros: “Abre Harfuch la puerta a Brugada“, “Las opciones de García Harfuch tras ceder su lugar a Clara Brugada”, “Para la Ciudad de México la candidata será Clara Brugada, aunque, ojo, no ganó ni la encuesta de preferencia ni de atributos”, “Sacrifican a Harfuch por Brugada, a pesar de 14 puntos de ventaja”, “A Juanito Harfuch lo doblaron para declinar por la perdedora Brugada”, y así podemos enumerar decenas de comentarios.

Si bien es cierto que aunque el principio de paridad se incorporó a la Constitución en el año 2014, aun cuesta trabajo entender por qué las mujeres merecen los mimos espacios que los hombres, y no sólo en el ámbito político, sino en todos.

Justo por estos derechos Clara Brugada luchó desde los 20 años, cuando empezó a participar políticamente en la creación de organizaciones sociales como el Movimiento Urbano Popular (MUP) y la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ). Por esos años, Clara ya cuestionaba por qué los hombres siempre se atribuían la conducción del movimiento.

“Los dirigentes del Movimiento Urbano Popular dijeron que la columna vertebral del Movimiento Urbano Popular son las mujeres, entonces varas mujeres nos quedamos pensando y dijimos, bueno cuándo seremos el cerebro, no solo a columna vertebral”, declaró en los años ochentas.

Esos cuestionamientos y trabajo colectivo con otras mujeres, dieron paso a la conformación de la Regional de Mujeres en 1984, cuyas luchas principales giraron en torno  a la “defensa de la vida, contra la carestía y estrategias de sobrevivencia; por la democracia al interior de las organizaciones sociales, para que hombres y mujeres sean tomados en cuenta por igual; y la lucha contra la violencia hacia la mujer”.

Así fueron los inicios de una feminista de cepa, cuya larga trayectoria no es mérito de la improvisación, sino de una carrera política que forjó al pasar por el Congreso de la Ciudad de México y el de la Unión, como diputada local y federal (997, 2000 y 2003); además fue procuradora Social del entonces DF y electa diputada a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México (2016). Una mujer que no se dejó intimidar por las expresiones que incluso la dejaron mal posicionada, pues sabe perfectamente que la posición que hoy ocupa no es resultado de la “caridad”, sino de la paridad.

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