Por Fernando Coca
La disputa entre los “puros” de MORENA con los pragmáticos por la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México puede marcar el destino de ese partido en el corto y mediano plazo y, tal vez, defina el futuro del movimiento-partido del presidente López Obrador.
Clara Brugada representa a los puros, aquellos militantes que sienten que el movimiento es suyo, que tienen el derecho de admisión en el partido y que, sin su venía, nadie puede criticar ni sobresalir en MORENA.
Omar García Harfuch es promovido por los pragmáticos, con Claudia Sheinbaum a la cabeza, para continuar con las tareas de gobierno emprendidas por la coordinadora de los comités cuatroteístas y es duramente denostado por sus lazos familiares y su carrera profesional en la policía.
Los puros, son durísimos con García Harfuch por los actos de su abuelo, Marcelino García Barragán, general de División y secretario de la Defensa en los tiempos de Gustavo Díaz Ordaz. Lo acusan de ser heredero de quien, a consideración del purismo, es responsable de la matanza del 68. También lo acusan de tener herencia de la Guerra Sucia pues su padre, Javier García Paniagua, fue funcionario en áreas de seguridad del Estado.
Omar nació en febrero del 82.
Clara es una economista nacida en el 63 y fue militante de la UPREZ (Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata). Ha sido diputada local y federal, además de alcaldesa de Iztapalapa y dejó la alcaldía de la misma demarcación para competir por la jefatura de Gobierno.
Tal vez la principal marca política de Brugada es su llegada a la jefatura delegación de Iztapalapa luego de un conflicto interno en el PRD para definir candidata. Aunque ganó la elección, una decisión del Tribunal Electoral la retiró de la contienda y se la dio a su contrincante.
Eso sucedió días antes de la fecha de la votación por lo que el dirigente del movimiento político al que pertenece decidió apoyar a Rafael Acosta, candidato del PT. Al asumir la jefatura delegacional, Juanito, como era conocido Acosta, renunció al cargo y, a propuesta de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno, la Asamblea Legislativa nombró a Brugada titular de la delegación.
Por sus años de trabajo político en Iztapalapa, Clara Brugada es considerada una de las más fieles representantes del purismo morenista. Dicen algunos que es la candidata del presidente López Obrador y que de no llegar a la nominación se podría generar una fractura dentro de MORENA que podría poner el riesgo el triunfo, no de García Harfuch, sino el de Claudia Sheinbaum.
A García Harfuch los puros lo identifican con Genaro García Luna, el secretario de Seguridad de Felipe Calderón y acusan a Sheinbaum de “empanizar” MORENA con esa designación. Sus promotores alaban su tarea como secretario de seguridad pública en el gobierno de la capital y se le atribuyen bajas importantes en los índices delictivos.
Para algunos, que llegue Omar García Harfuch al Gobierno de la ciudad implica una traición. Para otros, el arribo de los buenos resultados en el ejercicio de la función pública.
Muchos dicen que Clara Brugada le ha cambiado la cara a Iztapalapa y que, con sus Utopías, y otras acciones de gobierno, desterró la imagen de una alcaldía presa de la delincuencia y la violencia. Le critican no ser identificada por las clases medias cuando ella lo que propone es más clase media en la Ciudad de México.
Veremos en breve quién se impone, si los puros con Clara y su amplia trayectoria en la base o es Omar el que, con la fuerza del Bastón de Mando, será el candidato.
La Letrina. No falta quien piensa que, si gana Clara, la candidatura de Sheinbaum se debilita y que el poder del Bastón de Mando no es tanto. Por eso apuesta que será Omar.
