Por. Fernando Coca
Primero, los ciudadanos del Estado de México debemos reclamar a las encuestadoras que utilizaron sus números para engañar a los electores. Los pronósticos de un triunfo electoral por 20 puntos porcentuales no sonaban lógicos y ahora sabemos que suena a metálico, dicen los que saben.
Los más de 6 millones 214 mil votantes que acudieron a las urnas le dieron el triunfo a Delfina Gómez, la candidata de MORENA. De esos votos, su partido obtuvo 2 millones 187 mil 99 sufragios, lo que representa el 35.1 por ciento de la votación, según el Programa de Resultados Electorales Preliminares.
Sólo fueron 7 puntos porcentuales los que Alejandra del Moral estuvo debajo de la maestra Delfina con 1 millón 750 mil 795 de votos emitidos. No fueron los 20 que pronosticaban.
Con todo, Delfina Gómez será la primera mujer en ocupar el despacho principal del Palacio de Gobierno.
Acción Nacional se quedó con 701 mil 573 votos y el PRD con 183 mil 227. Para el primero representa el 11.2 por ciento de la votación y para los amarillos 2.9 del porcentaje de los sufragios emitidos.
La formula para darle un porcentaje de votos a los partidos que fueron con MORENA indican que el Verde tiene el 10 por ciento de las preferencias al alcanzar 624 mil 392 votos y el PT el 7.4 con 460 mil 615. Nueva Alianza alcanzó un miserable 1.9 por ciento con la suma de 119 mil 937 votos.
¿Qué va a pasar con cada uno de los partidos con miras a las elecciones de 2024 en la que se elegirá presidente de la República, senadores, diputados federales y locales, además de alcaldes, síndicos y regidores de los 125 municipios?
Nueva Alianza y el PRD podrían sufrir una desbandada hacia MORENA, de inicio, o al PRI y el PAN. De lo que quede, podrán hacer cuentas y ver en qué municipios tienen posibilidades de triunfos marginales o colocar algunos regidores.
El PT y el Verde tienen más caminos que seguir que el resto de los partidos. Pueden repetir su alianza con MORENA a la presidencia, negociar varias diputaciones locales y federales y varias alcaldías, como el 2018 y el 2021.
El PAN tendrá que pensar si se queda a competir solo o va en alianza con el PRI y lo que quede del PRD. Aún con fuerza en los municipios con más recursos no tendrían triunfos sonados, pero de que tienen una militancia y simpatizantes a toda prueba, los tienen.
El PRI debe hacer mucho por recomponerse. Alejandra del Moral, aún derrotada, es la figura que tendría que aglutinar a los derrotados, una especie de lideresa de la oposición. Sin embargo, las viejas prácticas de su partido, aunado al machismo que hay en el tricolor, el PAN y el PRD, difícilmente la dejaran.
Otros de los conflictos que tendrá el PRI es mantener su alianza con Antorcha Campesina, que por lustros tuvo presencia importante en el oriente de la entidad -Chimalhuacán e Ixtapaluca- principalmente, pero ya se vio que no garantiza triunfos.
MORENA tendrá que adaptarse a su nueva realidad. Militantes de los partidos derrotados querrán ser neo morenos, como muchos de los que brincaron a la ola lopezobradorista en el 18 y el 21, pero tendrían que esperase a ver cómo se desangran las corrientes de MORENA por todas y cada una de las candidaturas.
Un problema adicional es quién va a dirimir esas candidaturas. La lógica indicaría que la gobernadora Delfina Gómez, pero ¿lo aceptarán Horacio Duarte e Higinio Martínez?
El PRI será por primera vez oposición y no creo que aprenda rápido. Acción Nacional tiene más experiencia en eso de ir contra corriente y el PRD se acomodaba con los Tolucos, así que lo que quede de ellos podrían jugar a la oposición cómoda.
Habrá que esperar también los acomodos políticos para el gabinete de la gobernadora Gómez. MORENA, que nació como un movimiento para derrotar la corrupción y la pobreza tiene ante si la oportunidad de demostrar en el estado más importante de la República que saben hacerlo bien.
A partir del 15 de septiembre, fecha en la que Delfina Gómez Álvarez tome posesión del gobierno, comenzará el análisis de todos y cada uno de sus actos de poder.
Hicieron historia y deben comenzar a escribirla de su puño y letra.
