jueves 28 marzo, 2024
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«CEREBRO 40» “Buzz Lightyear” y el terrible beso

Por. Bárbara Lejtik

Gran expectativa causó el estreno de la tan esperada película Buzz Lightyear.

De Disney y Pixar,  la última entrega de la entrañable historia que iniciara hace un par de décadas con Toy Story. Una historia cuyos personajes han quedado en el corazón de todos quienes hemos visto alguna de las películas.

Poco se habla sobre la interesante trama de esta nueva versión, que por cierto, en la historia es la que vio Andy y por la que recibió su querido juguete. Se abordan temas sobre física cuántica, universos paralelos y situaciones por demás interesantes. Tampoco he escuchado mayores comentarios sobre el sonido, los dibujos animados que son espectaculares, ni sobre el impecable doblaje que hace Chris Evans -el mismísimo Capitán América-, quien da voz a Buzz.

Resulta que lo más mencionado de la esperada película es el beso que se dan dos mujeres, la comandante Alisha Howthorne, mejor amiga de Buzz y su esposa, quienes forman una pareja homoparental, como las que hay muchísimas en el mundo.

Lejos de verlo con la naturalidad que la escena transmite, se ha formado un huracán de comentarios al rededor de la mencionada escena, peor que si hubiesen aparecido comiéndose a su hijo.

Un simple y cariñoso beso entre una pareja ha dado más que hablar este fin de semana, que varios temas relevantes de la agenda internacional.

Ya suman 14 países los que han prohibido la proyección de la película por considerarla no apta para los niños, ya que puede representar una propaganda de ideología de género.

Las familias conservadoras ven esto como algo que agrede sus valores y que puede ser un detonante para que sus hijos prefieran en un futuro ser homosexuales.

Nada más falso y carente de información.

La homosexualidad que es tan antigua como la existencia de la vida humana sobre la tierra y que se manifiesta también en infinidad de especies animales, demostrándonos así lo natural que es, en ningún momento compromete la evolución ni garantiza o no ningún tipo de comportamiento de las personas en la vida adulta.

Existen en nuestro país más de 190 mil familias homoparentales, de las cuales un 50 por ciento, aproximadamente tienen hijos, hijos que tuvieron por adopción, por métodos de reproducción asistida o por apoyo biológico de una tercera persona.

No existe ningún criterio que asegure que estas personas están o no capacitadas para criar correctamente a sus hijos o puedan resultar mejores o peores padres y madres que las parejas hererosexuales, muy por el contrario las parejas homopaarentales han demostrado ser no solo profundamente responsables a la hora de la crianza, sino también ser valientes, respetuosas y cuidadosas con todos los aspectos de la formación y el cuidado de los hijos.

Todos los puntos de vista son respetables, habrá quien prefiera no exponer a sus hijos a este tipo de historias o películas y ser ellos quienes les hablen sobre la homosexualidad en su propia casa, pero en lo personal considero que normalizar, visibilizar y convivir con diferentes tipos de preferencias, orientaciones y elecciones de vida desde la primera infancia, ayudará a nuestros hijos a crecer como individuos inclusivos, respetuosos, valientes y reconciliados con las diferencias, ya sea con las personas que tienen gustos distintos a los de ellos o en el caso de ser ellos los que descubran una preferencia distinta a la que aprendieron en sus casas.

Normalizar es muy diferente a aceptar, nadie es quien para decidir lo que está bien o mal y pretender aceptar o incluir a los demás individuos dentro de su comunidad, el día que entendamos que tanto nuestras diferencias como semejanzas son meras características y son precisamente lo que nos hace igual en merecimiento de derechos y obligaciones vamos a realmente poder vivir como una sociedad equitativa y armoniosa.

Reconocer las diferentes fórmulas familiares que existen en la sociedad, es un principio de evolución y trabajo en equipo, que lejos de alejarnos nos hará vernos como semejantes y así lograremos coexistir en una sociedad justa, inteligente, progresista y amorosa.

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