Por. Patricia Betaza
En pleno siglo XXI ser mujer, vivir en pareja, tener hijos menores de cinco años o estar al cuidado de adultos mayores o personas con alguna discapacidad, son obstáculos para conseguir un empleo remunerado. La pandemia agudizó la desigualdad laboral entre hombres y mujeres en este país. ¿Cuántas se quedaron en casa para cuidar a los hijos o hijas o a algún familiar o algún enfermo?
Investigaciones realizadas por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias revelan que el principal escollo para la movilidad social y la inclusión en el mundo laboral de las mujeres es la realización de labores domésticas o de cuidado de otras personas, pero sin pago o reconocimiento.
Desde el 2006 esta asociación civil ha documentado la problemática que impide que un gran número de mexicanas se sume a la Población Económicamente Activa -PEA-, es decir, aunque se tenga la edad, preparación y ganas para estar ahí, no hay forma de estar en la PEA. Revisemos datos.
Del 2006 al 2019 las mujeres tuvimos menos posibilidad que los hombres de ir del desempleo o del trabajo no pagado, hacia un trabajo formal ni acceder a los servicios de salud. Con la pandemia cayeron los empleos, principalmente en el caso de las mujeres. Dos millones se quedaron sin trabajo. Para el 2021, comenzó la recuperación a niveles previos prepandémicos con un alto costo físico y emocional para las eternas cuidadoras y responsables de casa.
Otros datos de la Comisión Nacional de Salario Mínimo, Conasami, publicados por Reforma, señalan que las mujeres casadas o que viven en pareja, tienen 56.6 por ciento de probabilidades de encontrar empleo frente a un 71.6 por ciento si están solteras.
También es menor la probabilidad de sumarse a la fuerza laboral si se tienen hijos menores de 5 años o viven con adultos mayores. Mientras 2.9 millones de hombres están sin empleo, 4.7 millones de mujeres están en esa misma circunstancia.
¿Qué pasaría con la economía de nuestra país si se aprovechara también la fuerza laboral de las mujeres? Diversas organizaciones de la sociedad civil y algunos legisladores y legisladoras han tratado de impulsar, hasta ahora sin éxito, un Sistema Nacional de Cuidados para incluirlas en el mercado laboral. Se trata de crear estrategias desde el Estado para romper con las barreras que impiden la movilización social de las mujeres. Porque también en el mundo del trabajos las mujeres tienen desventajas frente a los hombres.
