lunes 20 mayo, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

«COLUMNA INVITADA» Querida maestra…

Por. Sandra Vivanco

Escuchar tu voz asustada, gritando que querías cortar la clase para que tu alumnado no se percatara de la violencia que vives en tu hogar, me rebasó, me hizo sentir la impotencia de no poder hacer nada por ti, me transportó a otra época de mi vida donde lloraba como lo hiciste tú.

Oír tu preocupación y vergüenza porque tu pareja te estaba agrediendo, me heló, porque lo que menos debes sentir tú es eso: ni pena, menos angustia, porque eres la menos responsable de esa violencia, tú solo estabas trabajando.

¿Sabes que ese día, quizá trágico para ti, diste la más grande de tus cátedras?

Esa tarde enseñaste a tus alumnas a no callar la violencia en casa, que no es por amor que se deben soportar golpes, que eres una mujer valiente, diste muestra de valor, pero sobre todo despertaste en ellas la sororidad y affidamento, las hermanaste, les mostraste que, si tocan a una, nos tocan a todas; también educaste a través de una clase práctica sobre el poder de la denuncia. Hoy tu violentador no se siente tan valiente como ese día.

A los alumnos les mostraste la empatía que los hombres deben tener en los temas de violencia contra las mujeres, sé que abriste un portal en sus mentes, porque vi a algunos que fueron entrevistados por los medios de comunicación y estaban conmovidos, pues escucharon a una de sus orientadoras sufrir por las agresiones recibidas, por un hombre desconocido pero con quien, de forma natural podrían compartir esa complicidad del género masculino, entonces al ponerse del lado de su profesora, sin quererlo y sin saberlo, rompieron el pacto patriarcal, ese invisible pacto que nos hace tanto mal, estoy segura que esta experiencia los marcó de tal forma que no podrían ser violentadores y mucho menos encubridores.

Créeme que la enseñanza a tus alumnos del género masculino es de un valor que no podemos medir, en la misma semana que tú lograste salir del circulo de la violencia, en otra entidad de nuestro país, en Veracruz, Monse de apenas 17 años, no lo logró y fue brutalmente golpeada por su novio de 20 años; no sobrevivió a la violencia recibida. Pero aquí lo más grave es que por ese pacto patriarcal, el joven novio fue apoyado por su familia y todos se han dado a la fuga. Lastimosamente su madre y padre están protegiendo a su hijo, a un presunto homicida, porque no se sienten capaces de romper ese pacto, es por eso me atrevo a decir que tu ejemplo permeó en tus alumnos y alumnas y también en su entorno.

De igual forma, le mostraste a las demás mujeres, no solo de tu escuela, ni de tu Entidad, sino de todo el país, que es posible salir de la violencia, de las relaciones tóxicas, y que hay personas e instituciones listas para dar asistencia.

Sé que no querías que sucediera así, pero también tengo claro que no eras feliz en ese lugar, quizá ya deseabas acabar con esa relación y no podías, tenías temor de pedir apoyo, o tal vez no había a quién acudir en busca de auxilio, pero hoy, muchas nos sentimos tú, somos comprensivas y amorosamente te hemos deseado lo mejor de ahora en adelante, yo me sentí aliviada de saber que ya no estás en donde eras agredida, sé que necesitas tiempo, vivir tu duelo, pero quiero decirte querida maestra que tú no eres responsable ni culpable de nada, no sientas vergüenza.

Agradezco que ese día hayas estado en clases por videollamada, porque así no hay forma de que tu agresor evada la responsabilidad de sus actos, quizá si siguiéramos en nuestra antigua normalidad no estarías hoy libre de violencia, porque los golpes seguirían tapándose con cuellos altos, mangas largas y maquillaje.

La dirección de la escuela pidió respeto para ti y para tu situación, créeme maestra, que te respetamos profundamente, pero además estamos sumamente orgullosas de ti.

Tu caso, evidencia algo de lo que hemos estado hablando desde hace más de un año: la pandemia ha incrementado la violencia en los hogares, las mujeres, niñas y niños son las víctimas directas de la misma. Serás parte de las estadísticas maestra, pero en un aspecto positivo, eres de las mujeres que sobreviven a la violencia doméstica, y eso significa que cada día tienes una nueva oportunidad no solo de respirar, sino de seguir enseñando; pero ahora ya no solo dictaras clases de inglés, desde ese día eres maestra de vida, tu experiencia nos sirve a todas y nos enseña la inmensa fuerza interna que tenemos las mujeres.

He leído muchísimos mensajes hermosos para ti querida maestra, todas deseamos que te recuperes anímicamente para que sigas adelante con tu vida, que sigas en las aulas, dando testimonio de que eres una mujer guerrera. Como leí en mensajes de redes sociales, te recomendamos que te tomes tu tiempo, en este momento solo tú importas, tus anhelos y deseos te pertenecen. Eres libre. No dejes de pedir ayuda cada vez que lo necesites y no bajes la guardia jamás.

Gracias por tus enseñanzas querida maestra.

 

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