Por. Saraí Aguilar
Si bien las elecciones para este año parecen arrancar con una victoria para la agenda feminista con paridad en candidaturas a gubernaturas y el 3 de 3 contra la violencia de género validado por el INE, en la práctica, a nivel territorial, las cosas no han cambiado mucho. Al menos no en Baja California.
La precampaña ha estado llena de connotaciones machistas tanto en candidatos, tal es el caso de Jorge Hank Rhon, como en el gobernador Jaime Bonilla.
En 2004, durante un acto de campaña para presidencia municipal de Tijuana, Jorge Hank soltó por primera vez la frase “la mujer es mi animal favorito”. Ahora, dieciséis años después, ratifica su machismo.
En esta nueva postulación de Jorge Hank a la gubernatura de Baja California (la primera fue en 2007, por el PRI), arrancó con la frase “creo que ahora como que se le ha bajado un poquito la inteligencia (a la mujer)”.
“Antes eran más abusadas: agarraban al que las mantenía y ‘¡órale! Échale a chambear y yo aquí. Ahora no, ahora ellas quieren chambear”, declaró el político el 26 de enero, después de su registro en el PES.
El gobernador morenista Jaime Bonilla, quien aprovechó para acertadamente acusarlo de misoginia, olvidó la perspectiva de género cuando él mismo discriminó en días previos a una de las posibles contendientes.
“No es concurso de belleza”, señaló ante la posibilidad de que María Guadalupe Jones Garay, conocida internacionalmente como Lupita Jones tras ganar el título de Miss Universo, pueda ser la abanderada de la coalición PRI-PAN-PRD.
No es la primera vez que el gobernador asocia los temas de belleza de forma despectiva con mujeres. El año pasado dijo de la alcaldesa de Tecate, la también morenista Zulema Adams, que pasa “más tiempo en el salón de belleza que atendiendo a la ciudadanía”.
En el caso de Hank, al considerar que la mujer sólo tiene la necesidad de ser mantenida para sobrevivir, demuestra un profundo desprecio por las habilidades de las mujeres, su lucha por la igualdad laboral y sus aspiraciones a ejercer puestos de responsabilidad pública.
Por lo demás, demuestra un gran desconocimiento del estado que aspira a gobernar. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI para el primer trimestre de 2020, en Baja California la población en edad de trabajar es de 2 millones 815 mil 932 personas, donde la proporción de mujeres (51.4%) supera a la de hombres (48.6 por ciento). No suena sensato pretender gobernar un estado insultando a quienes constituyen la mayoría de la población económicamente activa.
Al gobernador Bonilla, por otra parte, habría que dejarle en claro que la Carta Magna reconoce el derecho de cualquier persona a ser votada mientras cumpla con los requisitos de elegibilidad. Así que Lupita Jones tiene todo el derecho a aspirar y contender por una candidatura. Será su deber demostrar las credenciales para ello, como lo deben de hacer todas las personas que aspiren a un cargo público y no solo las mujeres que provengan de trabajos no necesariamente relacionados con la política. La obligación ciudadana debe ser validar con su voto sólo aquellos perfiles idóneos. Es necesario analizar los perfiles y descartar aquellos que no cuenten con la capacidad para los cargos. Pero eso le toca a la población y no al gobernador en turno, quien de entrada debe mantenerse ajeno a la contienda electoral y mucho menos contaminarla con sus prejuicios.
Al parecer, en Baja California no solo se juega la sucesión en la gubernatura, sino el título del macho del año. Por lo que se ve, la contienda para dicho título entre Bonilla y Hank Rhon estará disputada.
