sábado 23 noviembre, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

«COLUMNA INVITADA» Las organizaciones civiles palidecen peligrosamente ante el COVID

 

Por. ÓSCAR H. MORALES MARTÍNEZ

 

La aseveración pública de nuestro Gobierno Federal respecto a que todas las organizaciones civiles de México son corruptas, acompañada de la falta de apoyos y cancelación de programas, es el equivalente a un sambenito de la Inquisición con su intrínseco oprobio.

El poco oxígeno gubernamental que, en muchos casos, era la única fuente de vida para dichas organizaciones, está siendo aún más exiguo con la imposición de rígidas formalidades y requisitos legales para su constitución y funcionamiento.

Por otra parte, la eliminación de beneficios fiscales y la no deducibilidad de ciertos gastos para el 2021, colocan a dichas asociaciones en una situación todavía más precaria, sin descontar la férrea fiscalización a la que están sometidas bajo la potente lupa de las autoridades hacendarias que parecen estar más abocadas a exterminarlas que a fomentarlas.

Pero un factor que también está estrangulando su supervivencia y que va más allá de lo político y económico, es la disminución de la participación ciudadana que se ha agudizado durante la pandemia por COVID-19.

Ante las restricciones y prohibiciones de actividades no esenciales, muchos proyectos asistenciales que brindan las asociaciones y organizaciones civiles han tenido que limitarse o detenerse.

Además, el factor de alto riesgo de contagio de esta enfermedad, ha obligado a las personas que participan como voluntarios de dichas asociaciones a permanecer en sus casas y evitar salir a las calles, salvo para lo estrictamente indispensable, cancelando su colaboración y apoyo. 

Considerando que la gran mayoría de dichas organizaciones civiles tienen directivos y personal de apoyo que trabajan de manera altruista (solo así pueden sostener sus actividades y objetivos), es prioritario para ellos buscar otras actividades que sean remuneradas y así poder complementar el ingreso personal que se ha perdido o afectado por la crisis económica.

Aunado a ello, los apoyos provenientes de empresas e iniciativa privada, también han disminuido por las mismas razones expuestas. 

Las cuantiosas pérdidas financieras y su impacto a largo plazo, naturalmente hacen voltear la mirada de las empresas hacia su interior, para buscar su propia supervivencia, por lo que las partidas destinadas a actividades benéficas están muy comprometidas. 

Luego entonces, sin falta de apoyos económicos gubernamentales, la disminución de la participación ciudadana y el cierre de flujo de donativos, pero con un aumento de fiscalización incisiva y el descrédito político, se está escribiendo la crónica de una muerte anunciada para un gran número de asociaciones civiles cuyo pecado es querer apoyar y ayudar a los demás.

¿Existe falta de solidaridad de la población mexicana ante los trágicos efectos de la pandemia? Es una pregunta difícil de responder e incluso injusta en su planteamiento, porque si algo distingue a los mexicanos ante la desgracia es justamente su solidaridad.

Nos hemos repuesto de terremotos, huracanes, inundaciones, explosiones, incendios y a un sin número de eventos de la naturaleza y del ser humano y, en todos ellos, siempre sobran manos y brazos para reconstruir y levantarnos.

Entonces ¿qué ha sucedido en esta pandemia? 

Parece que cada quien, cada familia, lucha por su salud de manera aislada y en muchos casos con total desprecio a la salud de los demás al no cumplir con medidas sanitarias para evitar contagiar a otros. 

Se entiende que la gente haya optado por proteger su salud y dejar de hacer actividades altruistas y otras tantas que cotidianamente hacía, pero no podemos caer en un desinterés total y abandonar a su suerte a las instituciones asistenciales.

En un renglón aparte, se han ceñido con guirnaldas de oliva el personal médico, enfermeras, camilleros, personal de hospitales, trabajadores de ambulancias, personal de seguridad, soldados y muchos más, con su gran labor al frente de la línea de fuego contra la pandemia.

También hay empresas e iniciativa privada que están apoyando con recursos para la construcción de hospitales, compra de equipo médico, camas, tanques de oxígeno, mascarillas y todo lo necesario para no abrir un flanco en esta guerra contra uno de los más poderosos jinetes del Apocalipsis que ha tenido la humanidad.

No faltarán las personas y empresas que han abusado de la situación y se han enriquecido a costa del dolor ajeno, encareciendo y elevando los precios de los insumos, como fue el caso de los ventiladores que el hijo de Manuel Bartlett le vendió, en un considerable sobre precio, al Instituto Mexicano de Seguridad Social en Hidalgo a través de una de sus empresas.

La reflexión debe ir más allá de buscar culpables ante la carencia de apoyos. Debemos reconocer una situación crítica que están padeciendo las organizaciones civiles y no debemos desatenderla, porque no solo cumplen una misión y objetivos para apoyar el bienestar de otros, sino que en muchos casos son la única alternativa o instancia para mucha gente ante la falta de alcance de los programas sociales y de salud del gobierno, más en esta época en que se han focalizado la atención y esfuerzos en combatir la pandemia.

Les comparto la experiencia de la institución sin fines de lucro denominada TEPOZ ROSA, A.C.

Fue fundada en Tepoztlán, Estado de Morelos, en 2011, por dos mujeres que, habiendo ganado la batalla personal contra el cáncer de mama, decidieron unir sus talentos y esfuerzos para apoyar a la población tepozteca con la concientización de este grave problema de salud, que constituye una de las principales causas de muerte de mujeres en México, para generar conciencia y atención oportuna.

Desde que TEPOZ ROSA inició sus actividades y proyectos, no ha recibido donativos o recursos del gobierno y todo se ha logrado con base en el esfuerzo personal de las propias fundadoras y de la gente que se ha integrado al proyecto.

Entre sus programas de apoyo, brindan de manera gratuita mastografías a las mujeres de menos recursos en Tepoztlán, dando acompañamiento y seguimiento de las quimioterapias que en su caso se requieran. 

Gracias a su crecimiento e intachable reputación dentro de la comunidad, lograron hace pocos años obtener el apoyo de Fundación Televisa y Grupo Nacional Provincial.

Durante este tiempo, han realizado campañas con un volumen promedio anual de 800 a 1,000 mastografías.

Sin embargo, a raíz de la pandemia por COVID-19, se pospuso la campaña de mastografías que se realizaría en octubre del año pasado por las restricciones sanitarias, a fin de evitar contagios de las solicitantes y el personal de atención, que en muchos casos es población de alto riesgo por su edad o situación de salud, por lo que se decidió hacer la campaña en este mes de enero de 2021 en espera de mejores condiciones.

Sin embargo, el nivel de contagios ha aumentado y continúan las restricciones y limitaciones sanitarias.

Entra en juego un dilema ¿no hacer la campaña para evitar contagios de COVID o continuar? 

La decisión fue continuar, desde luego siguiendo todas las medidas de higiene y seguridad necesarias, porque el cáncer de mama no va esperar a que pase la pandemia, no obstante que ello implique un potencial riesgo de contagio de COVID de todos los involucrados, incluyendo a las voluntarias de TEPOZ ROSA que estarán en la campaña de mastografías.

Por otra parte, al ser TEPOZ ROSA la única opción que existe en la localidad que puede brindar estos servicios, la mayoría de las mujeres preferirán, incluyendo las del sector más vulnerable de contagio, acudir a la campaña para no esperar al siguiente año y correr el riesgo de no detectar en tiempo un cáncer mamario.

Esperemos que sea un éxito la campaña de TEPOZ ROSA de este año, pero tanto en este caso como en muchos más, es claro que se necesita el apoyo de autoridades y de la ciudadanía para poder cumplir con esta gran labor de auxilio en beneficio de la población.

El tejido social se sostiene de la participación ciudadana y es gracias a ella que permanecen vivas y en funcionamiento muchas de estas organizaciones civiles.

La solidaridad en México debe ser una constante, no una excepción que de manera espontánea surge ante desastres naturales.

Ahora más que nunca se necesita de ese gran corazón mexicano para apoyar a los que menos tienen.

Hagamos conciencia y reflexionemos en la manera en que podemos contribuir para ayudar a los demás. No se necesitan grandes inversiones y obras, sino voluntades dispuestas a apoyar.

Mi reconocimiento a todas esas organizaciones civiles y mis mejores deseos para este año a todos nuestros lectores.

Para más informes sobre la labor y campañas de TEPOZ ROSA, pueden visitar su página web www.tepozrosa.org

 

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