lunes 07 octubre, 2024
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«CEREBRO 40» Pregúntale al tonto sabio

 

Roger Von Oech, reconocido líder estadounidense, experto en métodos para estimular el pensamiento y el proceso creativo. Autor de varios libros, entre los cuales destaca para mí su famoso Whack Pack y Expect the unexpected que pretende ayudar a formar nuevas reflexiones para quien busca mejorar sus destrezas creativas.

Como una especie de oráculo, uno toma una carta al azahar, a sabiendas que la respuesta está escrita tal vez en forma de metáfora y que para encontrar la solución a el problema que nos aqueja, será necesario abrir nuestra mente y no negarnos a entender el mensaje por extravagante que parezca.

Mi pregunta, la misma que seguramente haríamos la mayoría de los seres humanos en este momento:

¿Cómo vamos a enfrentar el futuro a corto, mediano y largo plazo con el cambio radical de vida que nos presenta esta situación?

Tal vez los primeros días subestimamos las consecuencias que traería al mundo entero la contingencia sanitaria por el COVID 19, ahora a nadie le queda duda. Esto vino a cambiar por completo el transcurso de nuestras vidas, ni siquiera hemos podido salir de nuestras casas todavía y ya estamos conscientes de que afuera nos espera un mundo completamente diferente al que no sabemos cómo nos vamos a enfrentar, no sabemos con qué elementos contaremos y ni siquiera podemos dimensionar en nuestro imaginario el término “La Nueva Normalidad”. Muchos no tienen trabajo y muchos no sabemos si lo tendremos cuando esto termine, si el negocio o el talento con el que nos solíamos ganar la vida seguirá siendo útil cuando podamos salir a la calle, no sabemos cuántos seremos ni con qué elementos contaremos.

A excepción de quien haya perdido un familiar o un ser querido por culpa de la epidemia, este no es de ninguna manera el peor problema que hemos enfrentado; todos, estoy segura, nos hemos topado con monstruos muchísimo más feroces y peligrosos que el Coronavirus, cada quien sabe qué batallas ha librado y cómo hizo para defenderse y superar la tormenta en su momento.

Accidentes, divorcios, crisis, enfermedades.

Nuestros caminos han estado llenos de baches y barrancos, tal vez no lo supimos en su momento, pero fuimos verdaderos Ulises venciendo monstruos de ocho cabezas que al final nos llevaron a descubrir no sólo nuestras propias fortalezas, sino que al perder el timón de nuestros barcos anclamos en tierras que no estaban en la ruta original y en la que encontramos el verdadero sentido de nuestro viaje.

La carta que me salió hoy fue “LA RUTA DE LA PIMIENTA”. Es una larga, muy larga historia, una historia de siglos, desde la Edad Media, la pimienta era la especia más codiciada que se comercializaba entre Europa y Medio Oriente. Con la caída de Constantinopla en 1453, los turcos interrumpieron las rutas comerciales desde el Mediterráneo, lo que hizo que la pimienta fuera mucho más codiciada y su precio subiera de una manera exorbitante. Los europeos buscando una nueva alternativa navegaron hacia el Oeste, lo que los hizo toparse con algo muchísimo más trascendental, ¡América!

Yo tuve mi propio descubrimiento de la ruta de la pimienta, cuando me encontré en medio de una vida, que si era la que yo había pensado que quería, un poco presionada por los estándares sociales y la influencia familiar y si, por mi falta de experiencia, de repente me encontré casada, en un matrimonio que no me hacía nada feliz, esperando a un tercer bebé, dependiendo económicamente de mi entonces cónyuge y cada vez más lejos de mi sueño de dedicarme a la escritura.

Hace varios años, una amiga me pidió que la acompañara a plancharse el cabello en un salón nuevo que habían abierto en Querétaro, yo ni siquiera soy muy asidua a las estéticas, la acompañé por convivir, cuando estuve allí no podía más que pensar que ese era el negocio ideal para el momento que yo estaba viviendo, que en la zona en donde yo vivía en ese entonces iba a tener muchísimo éxito, que no había aún nada parecido, que era compatible con mi trabajo de mamá y que podía compaginar mis responsabilidades al tener todo cerca y en un horario diurno, no sabía nada del negocio, todo lo aprendí sobre la marcha y tomando riesgos, resolviendo en su momento y confiando en mi instinto.

Pasaron 18 años ya, ese hallazgo, esa isla, fue la que me permitió volverme independiente económicamente hablando y poder tomar la decisión de divorciarme después, me ha traído tantas experiencias como amistades y enseñanzas, fue lo que yo llamaría una serendipia* en mi camino, que cambió definitivamente mi vida.

¿Cómo sabemos que en la pregunta no está la solución?

Lo único que no tiene opción es la muerte, pero antes son cientos los caminos que una sola persona puede tomar, es nuestro derecho a explorar y ahora para muchos la única opción.

¿Cómo saber que en aquel talento que uno tenía reservado como pasatiempo no está la nueva ruta de nuestro viaje?

El destino final solo está en nuestra mente, como Ulises en la Odisea nos toparemos con mil obstáculos inimaginables, que al final no sabemos si sean los que les den título y significado a lo que nos resta de vida.

*Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta.

 

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