El debate sobre las estancias infantiles evidencia las dificultades que, como sociedad tenemos, para comprender la dimensión de la economía del cuidado y la crianza como tarea de todos.
Más allá de la estridencia, la caricaturización y el escarnio político y partidista con el que solemos tomar los temas controvertidos, el caso merece que asumamos lo mucho que nos falta para comprender la triple jornada de las mujeres.
Y es que el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, resumió como ninguno la trivialización que tradicionalmente hacemos de las tareas domésticas en la llamada primera infancia, es decir, la etapa del cuidado de los niños cuando aún no pertenecen al sistema escolarizado.
Al concluir su encuentro con senadores de Morena, PT y Encuentro Social, el titular de Hacienda comentó que en vez de canalizar los más de 2 mil millones de pesos a las estancias infantiles –modelo diseñado en el sexenio de Felipe Calderón– se promoverían esquemas más flexibles de atención familiar.
“Con eso se puede ayudar a la abuela que va a cuidar, quizá mejor a los niños que las propias estancias infantiles. ¿Me explico? Dar flexibilidad a los padres de familia y no atarse con estancias infantiles en particular”, comentó Urzúa.
Sin descartar la viabilidad y la pertinencia de esa alternativa –la de dejar el subsidio del Estado en los bolsillos de la familia cuidadora– es relevante subrayar la ligereza con la que se trató el asunto cuando los diputados aprobaron el presupuesto para 2019.
Es una ligereza que denota el descuido que, en general, la clase política y gobernante tienen hacia la vida cotidiana de las mujeres.
Incluso el presidente López Obrador desestimó el pasado martes 5 de febrero las protestas de las administradoras y de las beneficiarias de las estancias infantiles.
El mandatario atribuyó las quejas a una grilla partidistas emprendida, dijo, por la senadora Josefina Vázquez Mota.
Pronto, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, aclaró que los reclamos eran auténticos porque las estancias respondían a necesidades concretas y se comprometió a buscar una solución.
Legisladoras de todas las fuerzas políticas también se pronunciaron a favor de las madres preocupadas por perder este apoyo a la crianza en la infancia temprana, un apoyo que resulta crucial para la equidad.
Particularmente relevante fue el respaldo de la senadora de Morena, Malú Mícher, presidenta de la Comisión de Igualdad, a las administradoras y beneficiarias de las estancias infantiles, toda vez que en un principio había considerado justo el fin del subsidio bajo el argumento de que el programa se prestaba a corruptelas.
Al final, tanto Monreal como Micher y la mayoría de los legisladores concluyeron que el mal uso del programa no puede justificar su eliminación.
Por lo pronto, ayer, en la Cámara de Diputados, todas las fracciones parlamentarias aprobaron un punto de acuerdo en el que se exhorta al gobierno federal a que a través de la Secretarías de Bienestar y de Hacienda garanticen la operación y el financiamiento integral de las estancias infantiles.
En el documento también se habla de la necesidad de que esos recursos sean ejercidos de manera eficiente, eficaz, sin intermediarios y que se eliminen los posibles espacios de corrupción.
El punto de acuerdo prevé la necesaria revisión del programa con la Auditoría Superior de la Federación, lo cual permitiría deslindar si efectivamente hubo mal uso del mismo.
Es previsible que en las próximas semanas habrá un arreglo institucional.
Mientras tanto, compartimos con ustedes algunas de las reflexiones que los diputados hicieron y que abonan en la importancia de visibilizar la responsabilidad del Estado mexicano en la construcción de políticas públicas que favorezcan una educación inicial de calidad y que ésta no se contraponga con el derecho de las mujeres a ser parte de la vida productiva.
Necesitamos entender que la crianza es parte de la reproducción de la sociedad y, por tanto, no puede ni debe ser atadura de madres ni de abuelas.
Verónica Juárez Piña (PRD):
“Muchas madres y padres en todo el país no tienen a dónde llevar a sus hijos e hijas mientras trabajan, o en su defecto han tenido que gastar más del ya de por sí escaso ingreso que perciben, que han visto afectada intempestivamente su economía por la disminución de más del 50 por ciento del subsidio que recibían para este fin (…) el problema de fondo es que ni el ISSSTE ni el IMSS ni los gobiernos estatales tienen actualmente la infraestructura instalada para cumplir con esta obligación.
Laura Barrera Fortoul (PRI):
“¿Qué van a hacer estos más de medio millón de padres y madres el día de mañana que su estancia infantil esté cerrada? ¿A dónde va a dejar esta madre a lo más preciado que tiene en su vida, que es su hijo?
“Bienvenida toda crítica que permita que estas mujeres tengan más herramientas para atender a lo más preciado que son nuestros niños, pero desapareciendo el programa no es la respuesta.
“Datos de Unicef indican que, por cada dólar invertido, y ellos así lo miden, en la primera infancia, significa un rendimiento de más de 13 dólares.
Martha Tagle Martínez (Movimiento Ciudadano):
“El pretexto de la corrupción lo sacaron después. Se hizo un recorte porque alguien dentro del gabinete consideró que no era importante dotar de recursos a las Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras.
“En esa ocasión hice un llamado a las legisladoras, porque en esta legislatura de la paridad no podíamos permitirnos no garantizar los recursos para esas madres trabajadoras.
“Cerrar las estancias infantiles implica dejar a madres que requieren esos espacios para poder ir a trabajar, sin contar con la garantía de que los niños y niñas queden en lugares seguros, donde se les garantice no solamente su seguridad, sino su desarrollo”.
