Apretadas e inciertas han sido los calificativos para las elecciones que hoy se llevan a cabo en Estados Unidos.
Es la síntesis del escenario que se presenta este martes, cuando Estados Unidos tendrá que renovar las dos cámaras del Congreso, hoy en manos de los republicanos gobernantes, en elecciones que sirven para evaluar la mitad del mandato del presidente en turno.
Mientras se juega el todo, Donald Trump apostó en las últimas semanas a insultos a extranjeros y teorías conspirativas. Pero dentro de la embestida xenófoba que emprendió el Presidente de EU, sobre todo a partir de la caravana migrante, tampoco podemos dejar de lado otro rasgo igual de deplorable de él: la misoginia.
Es un rasgo que ha provocado movilizaciones feministas sin precedente desde su toma de gobierno, cuando las multitudes en la Marcha de las Mujeres empequeñecieron la cantidad de asistentes a la inauguración de Trump como mandatario.
En todo Estados Unidos, cientos de miles de mujeres llegaron a expresar su ira por la suma de comentarios misóginos y eventos surgidos en campaña. Resultaba indigno que el hombre que había sido acusado por múltiples mujeres de conducta sexual inapropiada, que había llamado a las mujeres cerdas, gordas y perras, y que se jactaba de agarrarlas por los genitales, haya sido recompensado con el cargo que representa ser el hombre más poderoso del mundo.
La rabia enorme que sienten las mujeres progresistas ha sido un tema predominante desde la victoria de Donald Trump en 2016. Para las mujeres de tendencia izquierdista, las elecciones de 2016 fueron un referéndum sobre la misoginia.
Al parecer, por los resultados, no sólo muchos hombres se identificaron con Trump, sino incluso las mujeres mismas no se sentían violentadas por los comentarios del republicano.
Sin embargo, esto no detuvo a las mujeres: desde entonces se han movilizado. La actitud de Donald Trump hacia las mujeres ha permitido a muchas de ellas postularse para un cargo. Encuestas colocan a mujeres de tendencia izquierdista como el sector con más energía y posibilidades frente a Trump. De hecho, las candidatas demócratas para la carrera presidencial de 2020 están empezando a surgir. Encabezando esta lista va la senadora Elizabeth Warren, quien posee, sin duda, el más alto perfil al momento.
Sus tácticas combativas contra Trump han sido criticadas, pero su enfoque audaz también está inspirando a las mujeres en todo Estados Unidos. En entrevistas, ha mencionado que, sea lo que pase en la elección de hoy, las mujeres “no van a ninguna parte”.
No todas las candidatas ganarán sus carreras en la Cámara de Representantes y el Senado, pero las mujeres como Warren insisten en que la clave estará en intentarlo una y otra vez. Ella dice que cualquier intento de claudicar en este momento simplemente no es viable.
No justamente ahora que se suman liderazgos a nivel mundial tan misóginos como Bolsonaro en Brasil. Que el Congreso en Estados Unidos ratificó como ministro de la Corte a Brett Kavanaugh, acusado de antiguas conductas sexuales inapropiadas. Que en México, el cuasi extinto conservador PES tiene un alto número de curules y escaños en ambas Cámaras.
Las mujeres debemos confirmar que el feminismo y su agenda llegó a la arena política para quedarnos y dar la batalla.
