Es un reality show hecho por Netflix, en el que se pretende ambiciosamente mostrar al mundo cómo es la vida de un sector de los mexicanos, que no viste con jorongo y sombrero ni duerme la siesta debajo de la sombra de un nopal, o al menos eso es lo que la producción, que quiero creer, es más bien tramposa y no pretende más que dolosamente exhibir a un grupo de personas cuidadosamente elegidos de la alta sociedad chilanga, quienes sí creen que representan el modo de vida y pensamiento de lo que para ellos significa la parte más influyente de la sociedad mexicana.
Nueve personas son seguidos por las cámaras durante alguna de sus actividades cotidianas, sin ningún hilo conductor más que el hecho de mostrar cómo viven, cómo piensan y qué tienen que aportar al mundo, ni tan “reality” porque todas las escenas son completamente preparadas y actuadas en cierto modo por los personajes, que si hablan de sus propias vidas, se presentan con sus nombres reales y enseñan al auditorio un poco o bastante de su filosofía de vida.
Todo tipo de opiniones he escuchado a cerca del programa, la mayoría negativas e incluso se recomienda no verlo ni comentarlo para no hacerle difusión.
Yo recomendaría lo contrario, para mi verlo no representó ninguna sorpresa pues viví en esta ciudad y he convivido de cerca con gran parte de sus espacios socio-culturales, pocas cosas me sorprenden ya, más bien representan un espacio de análisis y una oportunidad para entender la dinámica de las diferentes tribus sociales de la ciudad, porque además es un tema -desde mi punto de vista- muy localizado de la capital del país.
Made in México pudiera ser más que una serie de entretenimiento, la base para un verdadero estudio antropológico sobre cierto sector de la ciudad que si existe y que si tiene cierto punto de representatividad de nuestra cultura, lo cual es verdaderamente preocupante y aterrador. Los chicos, hijos en su mayoría de personajes protagonistas del desarrollo económico del país, migrantes y familias llamadas pudientes, primeros o segundos escalones de dinastías poderosas en su tiempo, han de ver con verdadero horror las familias que han formado, no han de poder entender cómo hicieron tanto dinero en situaciones tan adversas y como es posible que no entiendan cómo sus hijos han llegado a los 30 años vivos sin caerse en una coladera por ir atendiendo sus teléfonos móviles.
Chicos en su mayoría sin ninguna conciencia social, pero que creen que por el contrario, sus decisiones son trascendentales para que el mundo siga funcionando, en su mayoría dedicados en cuerpo y alma al mundo de la moda y el entretenimiento, y creyendo que este ámbito es el que de verdad manda en el desarrollo e imagen de un país. Orgullosos y completamente ignorantes de la cultura, pasean por el Templo Mayor, Las Pirámides de Teotihuacán, Xochimilco, explicando en inglés su sentir y por qué están orgullosos de ser mexicanos, y por qué las vidas de hijos de papi son tan complicadas. Exhiben de una manera Dantesca su escaso o nulo conocimiento sobre la historia y la problemática del país, al tiempo que dedican el día y la vida a pasar las mañanas, tardes y noches en cafés, restaurantes y bares pretendiendo enseñar al mundo que esto es México.
Sin ningún tipo de responsabilidad destruyen el idioma e incluso lo sustituyen por el inglés, argumentando que es el idioma del mundo (siq).
Son cerrados e incapaces de hacer conciencia frente a nada que no sea el drama que representa ni saber lo que quieren en la vida, con un ego y una ignorancia infinita comparan sus tragedias personales a las tragedias del país y se creen equivalentes a las muertes y pérdidas materiales del temblor de septiembre se 2017. Ingeniosamente comparten sus vidas y las comparan con las de los grandes personajes de la historia moderna, se enorgullecen de sus raíces las cuales desconocen por completo.
Made in México, guardando las grandes proporciones, se asimila más a una película futurista de terror que a un reality show, pudiera parecer un ensayo sobre la irresponsabilidad social, la incongruencia de una sociedad que se presume influyente pero que no se da cuenta que no hace nada que deje huella de su paso por el mundo, si no todo lo contrario, que no estudia ni trabaja, ni construye nada perenne, que se basa en una moda perecedera para dedicar su vida y que a mediano plazo no habrá trascendido de ninguna manera en la historia del país.
Entretenida si es, reflexiva y preocupante mucho más.
Afortunadamente hay un 99.9 por ciento de la población mexicana que sabe que esto es irreal y que no representa ningún tipo de influencia para nada y para nadie, que la vida del país se mueve todos los días gracias a toda la demás gente que afortunadamente no convive y desconoce la tragedia de ser Niño rico y no pretender más de la vida que ejercerla en bares y pasarelas de moda.
Un verdadero homenaje a la frivolidad y la estupidez.
Véala, resulta un maravilloso antidepresivo, lo deja a uno con una sensación de alivio y recuperación del autoestima; además de si, efectivamente, mostrar una parte de la vida del país a la que hay que cuidar compasivamente por pura humanidad.
