Ya nos merecíamos un domingo así: un debate de a de veras y candidatos cuestionados en serio.
Aunque nunca estuvieron entre la espada y la pared, cada presidenciable contó con la oportunidad de decidir hasta dónde golpear y hasta dónde defenderse.
Esta vez el Instituto Nacional Electoral nos ofreció un formato novedoso que inaugura una nueva etapa en la posibilidad de contrastar reflejos, dominio escénico y atributos en la comunicación y la polémica.
Más allá de las evaluaciones siempre subjetivas y de los sondeos sobre quién triunfó en el debate, la noche de este 22 de abril ganamos todos.
Por supuesto que ganó el INE al ofrecernos, como árbitro, un espacio de reflexión y confronta.
Ganó el periodismo al contar en este ejercicio con tres profesionales que representan la diversidad de nuestra libertad de prensa.
Ganamos los ciudadanos al entender más de qué están hechos los contendientes.
Y ganaron ellos, los candidatos, porque ahora tendrán dos oportunidades más para competir por nuestra atención y nuestro voto.
Habrá diversos aspectos qué criticar en las exposiciones y respuestas de los cinco aspirantes a la Presidencia.
Dejó aquí los momentos que a mi parecer fueron los mejores:
La confianza de que va ganar, proyectada por López Obrador.
El manejo que José Antonio Meade hizo sobre los supuestos tres departamentos no declarados de AMLO.
La propuesta del Bronco de “mocharle” la mano a los rateros.
La defensa de Margarita Zavala sobre su biografía como una mujer demócrata.
Y la versión irónica del 7 de 7 que del candidato del PRI lanzó Ricardo Anaya.
De Denisse Maerker celebro la capacidad de proyectarse como una periodista plural.
De Azucena Uresti aplaudo el estilo incisivo sin caer nunca en la altanería.
Y de Sergio Sarmiento me quedó con la profundidad de sus planteamientos.
Adiós a los debates aburridos. Bienvenida la diversión democrática.
Ivonne Melgar. Reportera todo terreno, va de la crónica de la vida comunitaria a la columna política. Militante en la defensa de las libertades democráticas, feminista, fanática del bolero y de los gatos. Cree que la maternidad debe ser una historia elegida y que la felicidad y el amor son una apuesta en construcción permanente.