El arranque este domingo de la campaña de José Antonio Meade debe entenderse como el relanzamiento del candidato del gobierno.
Cierto que su carismática esposa Juana Cuevas llevará el Buzón Ciudadano.
Pero en términos electorales, asistimos a la activación de la principal ventaja del cinco veces secretario de Estado: la fuerza del Estado.
Esa que se utilizó para intentar el descarrilamiento de Ricardo Anaya y desatar los temores hacia Andrés Manuel López Obrador. Pero no hubo éxito. O, concedamos: fue parcial.
La maquinaria logró frenar el crecimiento del frentista y del puntero. Pero aún no consiguió un repunte significativo para Meade, quien sigue en empate técnico con Anaya, en el mejor de los casos.
Sin embargo, mal haría la oposición en minimizar a esa maquinaria que ayer se manifestó disciplinada y apabullante en redes sociales y en la lista de promesas que hizo el candidato del PRI.
Es la maquinaria filantrópica. La que puede ofrecer y repartir.
Y le quedan tres meses para probar su vigencia.
Ivonne Melgar. Reportera todo terreno, va de la crónica de la vida comunitaria a la columna política. Militante en la defensa de las libertades democráticas, feminista, fanática del bolero y de los gatos. Cree que la maternidad debe ser una historia elegida y que la felicidad y el amor son una apuesta en construcción permanente.